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El País y el Mundo

“CALL CENTERS” DESDE EL INTERIOR DE LAS CÁRCELES DEL PAÍS

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En 2022, cerca de 5 millones de extorsión y en este 2023 van 4.8 millones

Más de 10 mil intentos diarios de extorsión en las más de 600 prisiones

Los reos extorsionadores llegan a hacer hasta 250 llamadas diarias

José Sánchez López/Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo

Ciudad de México.- El fenómeno de extorsión desde las prisiones que genera millonarias ganancias a presos y a funcionarios corruptos, sigue siendo imparable; tan sólo en el pasado 2002, las llamadas extorsivas causaron pérdidas por más de 2 mil millones de pesos.

Gustavo Rosas, ex funcionario del CISEN y director de AC Consultores, señala que desde las 628 prisiones del país, se generan al menos 10 mil llamadas extorsivas diarias de celulares que “están prohibidos”, un promedio de 7 llamadas por minuto, lo que convierte las cárceles en auténticos «call centers» que operan con toda impunidad.

Cabe señalar que un call center legal, es un centro de atención telefónica que se encarga de interactuar con clientes actuales y potenciales, ofreciendo atención de calidad y experiencias para solucionar diversos problemas.

El Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México, tiene registrados más de 200 mil números desde donde se han intentado o consumado extorsiones.

Francisco Rivas, del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), explicó que versiones de autoridades dan cuenta de 8 o 9 horas de llamadas extorsivas continuas. Cada interno que participa en esa actividad de estafa llega a hacer hasta 250 llamadas al día.

Se cuenta además con el registro de más de 20 mil cuentas bancarias de diferentes instituciones crediticias, hacia las cuales se solicitan y se concretan los depósitos.

La extorsión se ha sofisticado, se ha ido modernizando con el paso del tiempo.

Hace 10 años, aproximadamente, estaba enfocada en amenazas por secuestro o engaños relacionados principalmente con tarjetas de celular, incluso con concursos en los que se ganaban autos», agregó Rivas.

“Hoy tenemos una diversidad de temas y están mucho más dirigidos a cuentas bancarias, tienen información, cuentan con datos de los usuarios, cuentahabientes; la red delictiva va más allá de quien ejecuta la extorsión vía telefónica”, apuntó.

Ahora, los pedimentos extorsivos no se hacen solamente bajo el pretexto de algún secuestro o la detención de alguna presunta autoridad, sino por muchas otras causas; ofertas de la compra de algún artículo, el haber ganado un premio, una supuesta irregularidad en la tarjeta, la intentona de compra de algún articulo que requiere la autorización del titular, etcétera.

Dicen que llaman de tal o cual banco y que alguien trata de comprar un artículo de varios miles de pesos, pagando con la tarjeta. La pregunta es si lo autoriza. Como la negativa es obvia, argumentan entonces que necesitan los datos personales para anular la compra y si se cae en el garlito y se da la información, es cuando al estafador consuma el fraude.

Las extorsiones más comunes son las de los llamados ‘montadeudas’, las pirámides financieras, falsos premios, engaños, venta de productos apócrifos, suplantación de identidad, entre otras, modalidades de las más recurrentes mediante los cuales se busca enganchar a las víctimas y obtener un beneficio económico de alguna manera.

José Luis Mussi, experto penitenciarista, dijo que los reos extorsionadores, si bien pueden contar con información de la víctima, también hay otros que obtienen información a partir de engaños.

«Te ofrecen un producto barato y te empiezan a decir: perdone, ¿Cuál es su segundo apellido?’, y comienzan a reunir una serie de datos. La gente no entiende que no debe de meter su vida a Facebook porque ven la vida completa de una persona, saben quién es, cómo se llama, amigos, amistades, domicilio, trabajo, y entonces así operan estos “call centers”, dijo Mussi.

Tan sólo en 2021, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Victimización (ENVIPE) del INEGI, se cometieron más de 4 millones de extorsiones en el país, lo que demuestra que los reos habrían hecho alrededor de 5.9 millones de llamadas extorsivas ese año, un promedio de 10 mil 600 diarias.

En 2018, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), tras hacer un rastreo de llamadas de celular desde siete penales, calculó que los internos dedicados a la extorsión realizan cada año al menos 5 millones de llamadas y advirtió un uso generalizado de celulares en los centros.

Desde finales de 2005, cuando Andrés Manuel López Obrador gobernaba la Ciudad de México y luego del reporte de las autoridades de que había en las cárceles capitalinas al menos mil 500 celulares, comenzó la instalación de bloqueadores en los reclusorios, a fin de acabar con las llamadas extorsivas de los internos.

Por fallas técnicas, según argumentaron entonces las autoridades, los inhibidores no lograron frenar las llamadas hechas por los reclusos, sin embargo y a pesar del fracaso anterior del bloqueo de señales en las prisiones de la CDMX, en 2010, la Conferencia Nacional del Sistema Penitenciario acordó ampliar esa estrategia en todo el país, con la instalación de 78 bloqueadores en los entonces 429 penales de la República Mexicana.

La mayoría de los centros donde se detectó entonces la práctica de extorsiones y secuestros virtuales, se ubicaban en la CDMX, Baja California, Chihuahua, Jalisco y Estado de México.

En 2014, el Gobierno federal, en coordinación con los estados, dispuso el bloqueo de la señal en otros 56 centros penitenciarios locales, considerados como prioritarios, cuyo objetivo era romper el vínculo de los internos con organizaciones criminales y eliminar la operación delictiva desde el interior de los penales.

Al respecto, Mussi, aseguró que para garantizar el bloqueo se deben instalar equipos de calidad como los que tienen los penales federales que son de primer mundo, inhibidores de alta calidad, además de equipos escáneres que puedan rastrear celulares cercanos, muestra el número del que llaman y el lugar donde está.

-Pretextos hay muchos, advirtió el especialista, y algunos son relativamente válidos, por ejemplo, los reclusorios norte y oriente (de la CDMX), están pegados a los juzgados, a colonias y casas, pero qué pasa cuando se deja un hueco donde no se inhibe, pues se usa. Sí hay inhibidores confiables, que son caros, pues sí, la seguridad es muy cara, pero es lo que da la paz social al país”, dijo.

El también ex titular del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, afirmó que la extorsión desde las cárceles es un fenómeno totalmente extendido y particularmente en las principales prisiones estatales, las que están en las capitales de los estados, “todas tienen ese problema y ¿Quién controla adentro la droga, la venta de alcohol, la extorsión y todo? pues los autogobiernos, sostuvo.

Por otra parte, Francisco Rivas, titular del Observatorio Nacional Ciudadano, dijo que los reos no tienen derecho alguno de seguir con sus negocios y menos operando como delincuentes dentro de prisión, hablando por teléfono, no tienen derecho a seguir delinquiendo, y la extorsión exhibe todas las fallas del sistema penitenciario.

«Porque se supone que el privarles legalmente de su libertad por la comisión de un delito y la imposición de una pena, es para que no sigan dañando a la sociedad y si aquí encerrados siguen delinquiendo ¿entonces para qué los penales? y mejor no hablemos del personal carcelario, que es otro tema escabroso.

Asimismo, el Comité Especializado de Estudios de Investigación en Telecomunicaciones, al realizar un trabajo en siete penales, con población de 20 mil reos, ubicadas en distintas regiones del país, con características diversas. Expuso que cada semana, en un solo de ellos, se realizan hasta 219 mil 700 llamadas, es decir la delincuencia organizada hace hasta 3.7 millones de llamadas extorsivas, unas se concretan, otras no.

Ello evidencia la inutilidad de los equipos bloqueadores de señal instalados.

En algunos penales estatales cada semana se realizan más de 43 mil llamadas usando solamente 90 equipos y en federales 19 mil con igual número de equipos, detalla el comité

Se confirma con ello que hay una cantidad apreciable de equipos sospechosos en el conjunto de penales de la muestra; incluso donde hay pocos equipos puede ocurrir una cantidad de llamadas con propósitos delictivos a lo largo del día, afectando a los usuarios y la calidad del servicio por las interferencias que generan los bloqueadores instalados que de todos modos no inhiben las llamadas

Expertos señalan que la extorsión desde las cárceles está vinculada a la corrupción e impunidad a nivel nacional, lo que hace muy fácil la comisión del delito.

Están coludidos lo mismo custodios del más bajo nivel que hasta directivos, y es el mismo personal carcelario el que abastece a los presos de celulares para extorsionar, los que les renta o vende, pero aunque sean vendidos se tienen que pagar cuotas de “ruta” y “rondín”.

La ruta significa el pago de lo que equivaldría a “derecho de piso”, al que controla tal o cual zona o dormitorio, mientras que el rondín es lo que se tiene que pagar a los celadores de a pie, los que andan haciendo su recorrido por toda la cárcel.

Los reclusos que se dedican a esa actividad se apostan en los pasillos, a la vista de todos. Hacen sus llamadas sin que nadie los moleste. Hay algunos que hasta tienen su mesa de trabajo, a manera de escritorios ambulantes.

Se “tienden” desde temprano y comienzan su labor extorsionadora. Se estima conservadoramente que su día, no lo dejan por menos de mil pesos, pero cuando logran sorprender a su víctima llegan a llevarse hasta cientos de miles de pesos o millones, según la víctima seleccionada.

“Ya sólo falta que les construyan sus cubículos para que puedan “trabajar” de manera privada, sin estar a la vista de los demás reclusos”, dijo Juan Manuel Aguilar, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, de la UNAM, quien añade que la colocación de inhibidores de llamadas sólo es una farsa, pues el problema real es que el mismo personal carcelario participa del ilícito.

El sistema penitenciario lleva años en crisis, provocada por la sobrepoblación, la falta de presupuesto y la corrupción, lo que se vincula concretamente a procesos de ingobernabilidad, la creación de pequeños gobiernos a los que las autoridades internas no pueden controlar, llegando incluso a un co-gobierno, expuso el experto.

Detalló que la extorsión desde los reclusorios, está vinculada a la corrupción e impunidad que hay a nivel nacional, por la ausencia de procuración de justicia y advirtió que la extorsión telefónica desde los centros penitenciarios se va a incrementar, y las autoridades, como hasta ahora, se van a ver rebasadas.

En la Ciudad de México, el Reclusorio Norte es donde se generan más llamadas de extorsión telefónica, dijo el ahora ex titular de la Secretaría de Seguridad, Omar García Harfuch.

“Muchas veces tenemos internos que han entrado por un delito, no por delincuencia organizada, pero ya adentro del penal se coluden con otros presos y aprenden nuevas tácticas para delinquir, es el caso de los extorsionadores.

Para evitar que la ciudadanía sea víctima de extorsiones, las autoridades recomiendan no dar información personal a personas desconocidas, mantenerse en comunicación constante con familiares, infórmales dónde estás, con quién y a qué hora regresarán a tu casa.

No deben responderse llamadas de números desconocidos y de hacerlo, ante la pregunta de ¿con quién hablo?, la respuesta siempre será ¿con quién quiere hablar?”.

Empero, en caso de ser víctima de alguna intentona de extorsión o si ya fue estafado, debe comunicarse de inmediato al 911, número de emergencias o al 089, Denuncia Anónima.

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