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CLAN MAFIOSO
“EL REY DEL MOCHE” ESCOGÍA A LOS EMPRESARIOS PRIVILEGIADOS
*Manuel Loría Santoyo, operador del alcalde con licencia alcalde Alfredo Fernández Arceo, es quien definía qué constructor tenía que ganar qué obra.Ël se sentaba semanas antes con el alcalde Alfredo, definían qué obras iban para este concurso, qué obras venían en una segunda tanda y cuales quedarían pendientes para el siguiente ejercicio fiscal
* Los porcentajes del moche eran: 5% para Manuel, 15% para el alcalde y si el tesorero pedía algo, solicitaba al constructor que lo “maiciara” con un dinero por su complicidad. Todo se fraguaba en palacio por las noches
* Los visitantes a estas reuniones nocturas eran muy pocos: “Pajarito”, “Alvarito”, “Petuña”, “Chato”, “Willi”, apodos de conocidos constructores de Valladolid, que entre ellos y los funcionarios se repartían el presupuesto anual del Ramo 33, poco más de 130 millones de pesos.
Manuel Loría Santoyo, de 2021 a febrero de 2023 se había desempeñado como Secretario de la Comuna y principal operador político del entonces alcalde Alfredo Fernández Arceo al interior del cabildo pero sobre todo al interior del organigrama municipal.
Era el que ponía el pecho a las balas, el que realizaba la operación cicatriz cuando el alcalde ofendía y denigraba a regidores, empresarios, funcionarios, colaboradores o a cualquier persona que no fuera de su agrado. Manuel Loría tiene ese carisma de acercarse, de pedir falsas disculpas a nombre de su líder y tratar de convencer de que todo está bien. A dicho de muchos empleados municipales, era el que operaba “lo feo”, cuando había vecinas con quejas, cuando un ciudadano tenía alguna inconformidad, cuando un regidor no era atendido, él era quien “resolvía” el problema, “porque el alcalde solo recibe a quien le aplaude”.
Dentro de estas funciones “sucias” también tenía una muy importante para él: Es quien definía qué constructor tenía que ganar qué obra. La operación era sencilla, él se sentaba semanas antes con el alcalde Alfredo, definían qué obras iban para este concurso, qué obras venían en una segunda tanda y cuales quedarían pendientes para el siguiente ejercicio fiscal. Con esa información privilegiada, Manuel tenía la clara instrucción de ser quien hablara con los constructores, les pusiera el monto a concursar y les dijera de cuanto le toca a cada quien. Los porcentajes eran: 5% para Manuel, 15% para el alcalde y si el tesorero pedía algo solicitaba al constructor que lo “maiciara” con un dinero por su complicidad. Todo se fraguaba en palacio, primero en la oficina del alcalde y la cita con los empresarios de la construcción en su oficina de secretario, por las noches, cuando el movimiento en el palacio es mínimo y cuando se puede hablar con libertad.
Los visitantes a estas reuniones nocturas eran muy pocos: “Pajarito”, “Alvarito”, “Petuña”, “Chato”, “Willi”, apodos de conocidos constructores de Valladolid, que entre ellos y los funcionarios se repartían el presupuesto anual del Ramo 33, poco más de 130 millones de pesos.
Un día Manuel tuvo una idea, tuvo una oportunidad de inversión: adquirir un terreno a orilla de una carretera que comunica a la localidad de Yalcón, donde cerca hay un fraccionamiento y donde al no haber servicio de energía eléctrica, agua potable y que decir urbanización, se podría adquirir a muy bajo precio, y así lo hizo.
La primera compra se realizó el 27 de diciembre de 2022 a nombre de la esposa de Manuel, Claudia Lizú Herrera Alcocer, 1,011 m2 a $77.19 pesos el m2, es decir, un valor de operación de $78.038.00 pesos en total, tal como consta en el folio electrónico número 1368330 del registro público de la propiedad del estado de Yucatán.
Lo verdaderamente interesante es que en enero de este año 2024, EL CABILDO APRUEBA Y PUBLICA en la Gaceta Municipal No. 198 de fecha 4 de febrero de 2024 la convocatoria no. 001 de las obras públicas a ejercer donde aparece con número de contrato FISM-R33-102- 021-2024-LP la obra denominada “Ampliación de la red de electrificación en baja y media tensión en Valladolid, asentamiento Salida a Yalcón (calle 43 x 10)”; es decir, el Ayuntamiento aprueba que con recursos del Ramo 33 se coloque red eléctrica sobre la carretera a Yalcón, donde curiosamente un año antes el Secretario de la Comuna había comprado su predio a nombre de su esposa.
A esta fecha, la obra lleva un avance considerable, con postes que salen desde el final del fraccionamiento Jardines de San Francisco y llevan a periférico, beneficiando a un mínimo
número de viviendas, pero sobre todo al predio del Secretario de la Comuna (hoy presidente municipal en funciones).
Así mismo, al hacer un análisis a través del tiempo de esta zona en el software Google Earth, se puede notar que hasta noviembre de 2022 (1 mes antes de la operación de compra venta de la esposa del secretario de la comuna Manuel Loría) los lotes donde se ubica su predio no estaban trabajados ni mucho menos preparados para una posible urbanización como se ve en las imágenes de satélite actuales.
Estos datos nos llevan a hacernos algunas preguntas:
Si se busca tener el máximo beneficio para el mayor número de viviendas o personas en la inversión municipal, ¿porqué destinar un recurso de electrificación a una zona escasamente poblada?, ¿Por qué no mejor llevar ese recurso a comisarías con verdaderos problemas de electrificación?, ¿porqué sobre una carretera?
El Secretario de la Comuna de ese momento, y actual Presidente Municipal Manuel Loría sabía que tenía ese predio en ese sitio ¿lo manifestó al Cabildo en la aprobación de la obra para evitar algún tema de conflicto de intereses?
Manuel Loría, desde su puesto de secretario de la comuna sabía de la electrificación muchos meses atrás, ¿acaso aprovechó esa información privilegiada para aduañarse de un predio a muy bajo costo y que hoy con la infraestructura puesta por el municipio su predio quintuplique su valor?
¿Porque a partir de adquirir la propiedad se comenzaron trabajos de urbanización a su alrededor? Trabajos que también aumentan la plusvalía de la misma.
¿Porqué la dirección de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Valladolid otorga permisos o en su caso permite que se lotifiquen y urbanicen zonas sin los servicios de agua y energía? ¿Y porqué casualmente la obra de energía nueva pasa al frente de ese nuevo desarrollo pagado por todos los impuestos de las Vallisoletanos?