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ATOLE CON EL DEDO Y DOS PARA LLEVAR

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El “Síndrome Ovidio Peralta” regresa a Yucatán propiciando que se genere un cisma no reconocido al interior del Movimiento de Regeneración Nacional en Yucatán

Morena cometería el error más grande de su historia en Yucatán si decide impone a Rommel Aghmed Pacheco Marrufo como su candidato en Mérida. En su pretensión de ganar adeptos decidió posar en “trapos (no paños) menores”

Gaspar Quintal Parra ya ha dado muestra de su visceralidad al permitir u ordenar que las fotografías de Francisco Alberto Torres Rivas y Luis Hevia Jiménez fueran bajadas y arrojadas al basurero de la Casa del Pueblo.

Alejandro A. Ruz/Sol Yucatán

El “Síndrome Ovidio Peralta” regresa a Yucatán propiciando que se genere un cisma no reconocido al interior del Movimiento de Regeneración Nacional en Yucatán.

Y tienen razón los fundadores de Morena en la entidad, pues acusan, que las candidaturas del “Guinda” ya han sido asignadas y que la supuesta apertura para que la militancia yucateca participara y se inscribiera a fin de contender por un cargo de elección popular fue una farsa, es decir, más “atole con el dedo”.

Lo peor es que esos cargos son, en palabras de uno de los fundadores, Alberto Nolasco Sosa, para personajes ajenos al partido y con miras a las próximas elecciones del dos de junio de 2024.

La razón les asiste si tomamos en cuenta que estos herederos de la arrogancia y la prepotencia en realidad no son líderes sino tránsfugas de institutos políticos venidos a menos y desde luego dada su procedencia tienen el rechazo de los “verdaderos” morenistas, quienes los acusan de tener un pasado oscuro y de haber sido fuertes opositores a las reformas del gobierno federal y de la Cuarta Transformación.

Cuando ya se perfilaba hacia el olvido el paso por Yucatán en 2021 de Ovidio Salvador Peralta Suárez, cuyo nombramiento como delegado político del Comité Ejecutivo Nacional de Morena vino generó mayor división entre los morenistas al imponer candidatos en las pasadas elecciones, hoy le abren las puertas a expanistas y expriistas con la misma estrategia.

Tal es el caso de Rommel Aghmed Pacheco Marrufo, quien no sólo votó como diputado en contra de las reformas de la 4T, sino que ahora como prófugo del partido que lo llevó a la curul se suma a Claudia Sheinbaum Pardo y ahora lo quieren candidatear para la alcaldía meridana bajo las siglas de Morena.

Y es que a pesar de los “bots” pagados a un “Call Center” para sumar “likes” en redes sociales, la verdad es que a los eventos políticos que asiste sólo es blanco de rechiflas y una que otra mentada de progenitora.

Tan mal rumbo lleva que incluso la alberca del complejo deportivo Kukulcán que ostentaba su nombre dejo de llamarse Rommel Pacheco.

Eso no sólo es ignominioso sino también un insulto para nuestras Fuerzas Armadas a las que dice pertenecer.

Rommel ahora intenta llamar la atención para levantar su precampaña y recurre a una estrategia por demás vacía. Y es que en su pretensión de ganar adeptos decidió posar en “trapos (no paños) menores” para editar su “calendario” de diciembre, según una nota publicada en redes sociales.

De ser así, Morena cometería el error más grande de su historia en Yucatán si decide imponerlo como su candidato en Mérida.

Pero no falta el “Plan B”, que recae en las aspiraciones del diputado local Rafael Alejandro Echazarreta Torres, quien también pretende la misma candidatura a la alcaldía de Mérida como le prometieron a Rommel.

Que, por cierto, todo parece indicar que Echazarreta no tiene buenas “migas” con Joaquín “Huacho” Díaz Mena, pues el virtual candidato a la gubernatura de nuestro Yucatán no asistió a una rueda de prensa dejando plantado y políticamente en ridículo al diputado.

Aunque la candidatura para la alcaldía meridana, con base en las alianzas, bien podría ser encabezada por algún militante del Verde Ecologista o del Partido del Trabajo que tuviera mayores probabilidades de enfrentar y derrotar a una Cecilia Anunciación Patrón Laviada.

Por otra parte, uno de los consentidos de Pedro Haces Barba, José Manuel Peniche Marenco, secretario de la delegación Yucatán de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, mejor conocida como Catem, luego del XV Congreso Nacional Ordinario de esa asociación anunció su inscripción como aspirante a diputado federal por Morena para el VI Distrito para las próximas elecciones del 2024.

Este ha sido su “premio” por poner a los trabajadores al servicio de la construcción del Tren Maya en el Estado.

Y hablando de los trabajadores, el coordinador del equipo Yucatán y virtual candidato de Acción Nacional a la gubernatura, Renán Alberto Barrera Concha, aseguró en el municipio conurbado de Umán que los trabajadores yucatecos merecen ganar más.

Acompañado del presidente estatal de su partido, Asís Cano Cetina, aseguró que se debe impulsar más la economía. Y está bien, loable propuesta. Pero ¿y la Seguridad Social?

Nueve años al frente de los trabajadores al servicio del municipio de Mérida y los empleados siguen careciendo de muchas prestaciones. Si bien es cierto que se les brinda el servicio médico, carecen de otras prestaciones como las cotizaciones ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, y en consecuencia no son sujetos a una pensión digna, entre otras prerrogativas.

Tal parece que el mayor violador de los derechos laborales es el propio gobierno. Entonces, el Artículo 123 Constitucional, obra del líder ferrocarrilero conkaleño,¿es letra muerta?

Recordemos que Héctor Victoria Aguilar fundó en 1911 la Unión Obrera de Ferrocarrileros y encabezó la primera huelga de ferrocarrileros en Yucatán, durante el Constituyente de 1917 pugnó por la protección constitucional a los trabajadores.

Y lo nunca visto, el Partido Revolucionario Institucional sale de caza y sus representantes acuden a los mercados, como el bazar García Rejón, el San Benito y el Lucas de Gálvez, en busca de gente convencida de que ese instituto político aún tiene algo qué ofrecer.

Sergio Vadillo Lora a cargo de Identidad Priista, acompañado de la diputada Karla Franco Blanco, andan de visita intentando recobrar a su membresía tricolor

Y aun cuando para su líder en la entidad Gaspar Armando Quintal Parra, el tricolor en la entidad tiene pasado, presente y futuro (¿?), debemos reconocerlo.

Presente, sí tiene, y no es muy bueno que digamos, más bien tiende a ser una burda copia de lo que un día fue.

Su futuro bien podría ser la pérdida de su registro y sus prerrogativas o quizá ser la quinta fuerza política en el estado.

Y sí, tiene un pasado, ese pasado que lo llevó al estado en el que hoy se encuentra, con la fuga de militantes y el descrédito de la sociedad yucateca.

Además Quintal Parra ya ha dado muestra de su visceralidad al permitir u ordenar que las fotografías de Francisco Alberto Torres Rivas y Luis Hevia Jiménez fueran bajadas y arrojadas al basurero de la Casa del Pueblo.

Esa acción no borra la historia, como ha quedado registrado en periódicos, revistas y sistemas digitales que ambos dirigieron, bien o mal, los destinos del tricolor en Yucatán, pero sí habla de la calidad moral de quién dio la orden. ¿Venganza? o ¿dolió el abandono? No sabemos.

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