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NARCO-LABORATORIOS EN YUCATÁN
EN EL ESTADO HAY AL MENOS SIETE CÁRTELES
*Células de grupos delictivos tienen instalados narco-laboratorios en municipios del sur y poniente de Yucatán, donde fabrican drogas sintéticas, entre ellas fentanilo y metanfetaminas, que se envían a Campeche y Quintana Roo, en especial a Tulum y Playa del Carmen
* En municipios como Oxkutzcab y Tekax, existen pistas clandestinas donde aterrizarían avionetas. Pobladores denuncian que al menos una vez a la semana escuchan aeronaves volar bajo en la zona de la sierra, cuya información se encuentra asentada en el reporte.
* En Celestún también hay narco-cocinas para la fabricación de fentanilo. Operan a plena luz del día con protección de la SSP, en contubernio con las propias autoridades militares
Siete municipios del sur de Yucatán están asolados por el narco, de acuerdo con datos de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública, a las cuales el grupo de investigación periodística de Sol Yucatán tuvo acceso en exclusiva.
Los municipios comparten características similares, se encuentran lejos de zonas urbanas, con altos niveles de pobreza y marginación, cuentan con selva alta, poca vigilancia y rutas de acceso a Quintana Roo.
Es decir, los hacen propicios para el asentamiento y operación de los grupos criminales que han virado su mirada de la zona oriente del Estado hacia el llamado cono sur, precisamente porque encuentran las facilidades para el trasiego de la droga de Yucatán a Quintana Roo, por la zona de Felipe Carrillo Puerto, aunque la ruta final es Tulum y Playa del Carmen, Quintana Roo, donde se encuentra su mercado.
Grupos como Cártel de Caborca y Sinaloa son los que operan en esa demarcación, de acuerdo con el informe, por lo cual se confirma la presencia de células de la delincuencia organizada en tierras yucatecas, aunque públicamente el Gobierno del Estado siempre ha negado la presencia de estos grupos.
Se identifica al “El 15” y al “El Paco”, como los líderes del Cártel de Sinaloa, así como a José Gil Quintero, líder del Cártel de Caborca, sobrino del narcotraficante Rafael Caro Quintero, quien mantiene una constante lucha con el Cártel de Sinaloa y ha visto en Yucatán una manera de extender su territorio, por ello comenzó a operar en el cono sur, considerada como la zona más pobre de Yucatán. Sin embargo, operan en esa zona, pero no para la venta de enervantes, sino para el trasiego y la producción de las mismas.
De acuerdo con el trabajo de investigación de Sol Yucatán, en la llamada sierrita y selva de Yucatán, hay asentados narco-cocinas, donde se elaboran drogas sintéticas, entre ellas fentanilo, metanfetaminas, además, existen campos de cultivo de marihuana.
Es decir, campesinos han cambiado la siembra del maíz y la calabaza de sus milpas, como productos típicos de las huertas mayas, por la siembra del enervante, además del abandono del campo de las autoridades estatales y federales.
En municipios como Tekax, Tzucacab, Chacsinkín, Ticul, Peto, Tahdziú y Yaxcabá, es donde hay presencia del cultivo y producción de droga sintética como metanfetaminas y posiblemente hasta fentanilo, una de las drogas más peligrosas, pero a la vez más utilizada.
A finales del 2020, de manera fortuita se dio con dos de estas narco-cocinas, fue durante una oleada de incendios en la zona de la sierra y en Tekax, donde se quemaron cientos de hectáreas de montes y selva.
Durante los recorridos se encontraron estos narco-laboratorios, donde se elaboraban los enervantes.
A raíz de esos hallazgos se han realizado trabajos de inteligencia en el cono sur, encontrando evidencia de cultivos y lugares donde se produce de manera sintética la droga.
Estos lugares son de difícil acceso y se van moviendo de manera constante, pero sin lugar a dudas siguen operando en la zona sur de Yucatán.
Los propios habitantes advierten de la presencia de estos grupos y de gente extraña que trabaja en los montes, sin embargo, por temor no denuncian.
En municipios como Oxkutzcab y Tekax, se cree que existen pistas clandestinas donde aterrizarían avionetas, esto según la referencia de vecinos de esas comunidades, quienes aseguraron que al menos una vez a la semana escuchan aeronaves volar bajo en la zona de la sierra, cuya información se encuentra asentada en el reporte.
Los grupos criminales aprovechan la falta de vigilancia en esa zona para operar y para el trasiego de los enervantes con destino hacia Quintana Roo, debido a que al no ser una zona turística es escasa la vigilancia en la frontera de Yucatán y Quintana Roo, contrario a lo que ocurre con Campeche y Quintana Roo con la zona oriente del Estado.
Solo se instalan retenes de vigilancia cuando ocurre algún hecho delictivo de alto impacto y es cuando se inspeccionan.
Lo que llama la atención es que, si el grupo de inteligencia de la SSP tiene esta información, ni el Ejército y Guardia Nacional, quienes son los directamente encargados de combatir estos ilícitos, han intervenido.
Lo que es evidente es que Yucatán ya tiene dos zonas consideradas como focos rojos por la presencia de células ligadas a grupos criminales, antes la única zona caliente de Yucatán era el oriente, en especial Buctzotz, Tizimín, Valladolid y Chemax.
En estos municipios del oriente se han registrado los crímenes ligados a la delincuencia organizada.
En esa demarcación tiene mayor presencia el Cártel de Sinaloa.
En Celestún, puerto ubicado en el poniente de Yucatán, hay evidencias de que operarían narcolaboratorios que se dedican a la fabricación de fentanilo, una de las drogas más peligrosas y mortales.
Estos lugares operarían a plena luz del día con protección de la Secretaría de Seguridad Pública, en contubernio con las propias autoridades militares, debido a que en el puerto existe una base militar.
Los habitantes del puerto conocen estos lugares como narco-cocinas, donde elaboran este tipo de enervante.
Sin embargo, las drogas que ahí son elaboradas no se comercializan en el puerto, sino que son trasladadas por mar hacia el Estado de Campeche, aprovechando la cercanía y la nula vigilancia de las autoridades marítimas.
Se desconoce quiénes son los dueños de estos narcolaboratorios, ubicados dentro del mangle, en zonas catalogadas como semi vírgenes, sin embargo, de acuerdo a las propias autoridades, en esa zona hay presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación y del Cártel de Sinaloa.
Los propios vecinos advierten sobre el fuerte olor de los precursores químicos que llegan hasta la población y que por temor a represalias dejaron de reportar a la autoridad, ya que llegaron a la conclusión de que estos penetrantes olores no típicos de la comunidad provenían de los laboratorios rústicos instalados por la delincuencia organizada.
Ahora su principal temor es que algún día pudiera registrarse una explosión o bien brotes de violencia.
Las “narco-cocinas” como los propios porteños las han bautizado operan desde hace tiempo y han dejado huella por la zona, ya que la pestilencia que se genera al momento de la preparación de esta droga se siente en las afueras de los domicilios señalados.
Según los lugareños, estos lugares se encuentran protegidos por los delincuentes de la zona, a quienes les dan un dinero por mantener cubierta la zona de la Policía Estatal, ya que los agentes municipales no cuentan con las unidades para realizar la vigilancia adecuada.
El puerto carece de vigilancia policial, hecho que los traficantes aprovechan para mover droga a grandes escalas en el puerto de Celestún y fuera del municipio.
Los propios habitantes del puerto y hasta la misma policía conocen de la existencia de estos laboratorios, por miedo deciden guardar silencio, sin embargo, está latente la posibilidad de hechos violentos por el control de estos lugares.
De acuerdo a los datos de la Secretaría de Salud Federal, Yucatán tiene seis muertes relacionadas al consumo de fentanilo, así como 18 personas intoxicadas con la droga.
Las autoridades de salud advierten sobre su peligrosidad, ya que es sumamente adictiva y causa daños irreversibles al sistema nervioso central.
Documentos de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) filtrados por Guacamaya Leaks, señalan que Yucatán es paso del trasiego de drogas hacia Quintana Roo.
Y cárteles que tenían más fuerza en sus lugares de origen, como el Cártel Independiente de Acapulco, el Cártel del Golfo y Los Caballeros Templarios (Michoacán), están ganando terreno en la ciudad de Mérida.
Agregan que en Mérida opera también el Cártel de Sinaloa (Cártel del Pacífico).
Aunque este grupo, encabezado por Roberto Nájera Gutiérrez, “La Gallina” (detenido en 2017), quien dirige a través de Arturo Becerra Ancona “El Borrego” también realiza actividades ilícitas en Panabá y Tizimín.
Además, los archivos confidenciales señalan que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) está en Progreso y Mérida, liderado por “Enzo” y/o “Chino”, y centra su actividad en exportaciones ilícitas de maderas finas.
La familia Epitacio, una banda delictiva local dedicada al narcomenudeo, principalmente de cocaína y marihuana, que se asentó en la región desde la década de 1990, procedente de Oaxaca.
Está es una ciudad contigua al municipio de Kanasín, donde se ubica la Estación de Teya (pero le llaman Estación de Mérida) en la ruta del Tren Maya.
La conectividad de Yucatán y Quintana Roo, con Estados Unidos, Europa, Sudamérica y rutas hacia el centro y norte del país, ha generado que los grupos delictivos sienten sus bases en la Península, ya que, según los reportes de la Sedena, se considera de las más seguras para el tráfico de drogas de los cárteles mexicanos.