Opinión
ATENTADO CONTRA TRABAJADORES
ATENTADO CONTRA TRABAJADORES
Dr. Santiago Alamilla Bazán / Sol Yucatán
Hace apenas unos días, fue de todos conocido que un trabajador de la dirección de servicios públicos municipales sufrió una caída desde una grúa habilitada como canasta, mientras hacían una maniobra para sacar una bomba de riego que estaba instalada en un parque.
En materia laboral siempre que sucede un accidente, debe aplicarse un protocolo que lo investigue para determinar las causas y evitar que suceda de nuevo.
Basta ver las fotos que se publicaron ese día del percance, para darnos cuenta que la caída se debió a que la canasta habilitada, es decir que es una adaptación ya que este vehículo no se usa en principio para que las personas hagan trabajo en las alturas, se fracturó de su base, lo que provocó su desprendimiento. Las mismas fotografías demuestran el mal estado que tenía este equipo, puede apreciarse a simple vista que la herrumbe había corroído por completo el metal por lo que no estaba apta para soportar ninguna maniobra, debido a esto, se quebró.
Además de esto, el trabajador que yace en el piso, no cuenta con el equipo de seguridad mínimo, el empleado se proyectó al suelo porque no estaba asegurado como marca el procedimiento para trabajos en alturas, no contaba con cinturón adecuado, y mucho menos la línea de vida, que sirve precisamente para evitar daños a las personas en estos casos. En la foto puede apreciarse una soga de plástico, con la que estaban realizando el acarreo de la bomba… todo mal.
Resulta contradictorio que un municipio que cacarea tanto su origen humanista, le importen tan poco los humanos, en especial los que están bajo su responsabilidad y confían en los equipos, herramientas y métodos de trabajo que su empleador, en este caso el ayuntamiento de Mérida, les proporcionan para llevar a cabo sus tareas diarias, pero resulta evidente que nada de lo que le es obligado cumplir al municipio como patrón, lo hace ni medianamente bien.
Hay muchas preguntas que saltan al ver las imágenes del percance, empezando desde ¿quién está supervisando los vehículos de trabajo? ¿Cuándo se les dio mantenimiento? ¿El trabajador está certificado para hacer trabajos en las alturas?, ¿Cuál es el protocolo de maniobra para la acción que realizaron? ¿Por qué no tiene el equipo de seguridad mínimo e indispensable para la maniobra? Y una serie de etcéteras que toda la cadena de mando hasta llegar al alcalde, tanto el que está en funciones, como el que está en su quijotesco intento de ser gobernador, tienen que responder, no solo al trabajador y a su familia como responsables de la salvaguarda de la integridad física de sus empleados, sino a toda la ciudadanía en general, ya que su trabajo no lo están haciendo ni medianamente bien, incluidos los regidores de todos los colores.
No es la primera vez que un trabajador tiene un accidente por la negligencia del ayuntamiento, y esta responsabilidad también se traslada a la seguridad de los ciudadanos que usan los espacios públicos. Si una persona se electrocuta con un poste metálico de alumbrado público debido a una inundación por lluvia, es responsabilidad del ayuntamiento y de su alcalde junto con su cabildo.
Si un trabajador se lastima durante su jornada por estar haciendo zanjas y usar equipo industrial calzado con chancletas o tenis, sin lentes de seguridad y guantes, es responsabilidad del ayuntamiento, el alcalde y todo su cabildo.
Solamente se tiene que salir a la calle y ver en que condiciones trabajan los empleados del municipio, para tomar esa expresión de “municipio humanista” y pedirle al aspirante a gobernador que se la ponga en la cavidad que mejor prefiera, ya que es un completo engaño, que además constituye un elemento de precarización laboral, que pone en riesgo todos los días la vida de las personas que laboran para la ciudad.
La seguridad es un asunto serio, en especial para aquellas funciones que no solamente afectan a una organización privada, sino que tienen que injerencia en todos los ciudadanos. Aunque se hagan patos y lo quieran ocultar con prensa pagada, cada vez que una persona de cualquier edad se pone en riesgo al bajarse de la escarpa a la calle mientras camina, porque no puede seguir transitando en ella; cada vez que hay un accidente vehicular porque alguien no ve la señal de alto por estar llena de maleza; cada vez que un motociclista derrapa en las calles inundadas después de una lluvia; cada accidente o robo provocado por la falta de alumbrado público, la responsabilidad es compartida con la autoridad municipal.
Presumen las autoridades que Mérida es una ciudad segura, pero no lo es para los trabajadores y empleados de la misma ciudad, desatendidos, silenciados, maltratados, mal capacitados y pertrechados. Recibiendo instrucciones de funcionarios que llevan años en el puesto, pero que lejos de estar mejor capacitados, cada día hacen peor su trabajo, con métodos arcaicos y muchas veces violando una gran cantidad de normas, tanto laborales como ambientales. Todos los días ponen en riesgo a su personal al darles vehículos en mal estado, al negarles la capacitación y mandarlos a trabajar sin lo mínimo en cuanto a su equipo de seguridad.
¿Humanista? No saben ni entienden el significado del concepto.