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Vila está en la soledad de su Palacio Por Johnny Oliver Quintal

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El silencio político y la ausencia de Liborio Vidal Aguilar en los eventos oficiales tras la designación de Renán Barrera Concha como candidato a la gubernatura de Yucatán es un trago amargo que digiere Mauricio Vila Dosal. Fue cicuta pura para el grupo estatal en el poder.

–“Ni el teléfono le contesta”, me confió un allegado. Liborio trabajó para y por la continuidad del vilismo. Lo que sucedió en la Ciudad de México, la designación del tres veces alcalde de Mérida como abanderado, fue el cobro de viejas facturas a Liborio y que causó una desgarradora herida política a Vila, quien no deja sucesor y sí en cambio quedará alguien con el que, aunque es de su mismo partido, mantuvo un enfrentamiento político desde el inicio de su mandato. Testimonios del “no se llevan” hay de sobra.

Pero a Vila no solo le quitaron la potestad, como ocurre con la mayoría de los gobernadores, de elegir a su sucesor.

Primero derrumbaron su aspiración presidencial.

El líder nacional del PAN lo sentó en la mesa el 25 de junio, en la Ciudad de México, y al término Vila comunicó que no participará en la contienda por la candidatura presidencial de la alianza opositora rumbo a las elecciones del 2024.

Por medio de su cuenta de Twitter, el político aclaró que descartaba competir pese a que era uno de los probables aspirantes de la alianza PAN, PRI, PRD para la elección presidencial de 2024.

Ahora la cercenan sus aspiraciones de grupo político.

En tiempos de alianzas con el PRD y el PRI (Frente Amplio por México), Marko Cortés volvió a sentar a Vila a la mesa, nuevamente en la Ciudad de México. Ahí, el 15 de agosto, hizo trizas y sin miramientos el trabajo político que Liborio había realizado a favor del blanquiazul llevándose a una parte de la estructura priista (militantes, alcaldes, exalcaldes, diputados, exdiputados y exdirigentes), entre otros.
A la hora de la designación pesó más la carpeta negra contra Liborio.

En la mesa de negociaciones, que no de presentación de la encuesta (cuyo resultado se desconoce hasta la fecha) pesó más la acusación de represor del panismo en su época de priista.
La historia de “la noche negra” fue el 28 de diciembre de 1990 en Valladolid, en el gobierno de Víctor Manzanilla Shaffer, cuando a bordo de más de 30 camionetas antimotines estatales fueron trasladados detenidos a Mérida unos 139 panistas inconformes con los resultados de las elecciones y por saquear una tienda propiedad del actual secretario de Educación.

Liborio y sus huestes fueron acusados de agresiones contra el candidato panista a la alcaldía, Justo Herrera, y muchos militantes, entre ellos Esther López. Josefina Buenfil.

Después de varios días de protestas y ante la falta de pruebas que los inculparan los panistas fueron liberados. Libo también era candidato.
Es, entre otras, la bandera del renancismo que derrocó al Amigo Libo, y sus masivas concentraciones, y asestó un golpe mortal a las aspiraciones de Vila de heredar a los yucatecos a un sucesor que había proclamado la continuidad del vilismo.

Estaremos presenciando el abordaje del renancismo y el fin del vilismo.
Vila está en la soledad de su palacio. Sólo falta conocer la decisión del Amigo Libo, quien se ha reinventado en otras ocasiones, que demostró que tiene la estructura y los miles de simpatizantes que desbordaron sus mítines.
Hay un run-run en el aire. La expectación crece.
Sus buenas relaciones con el presidente López Obrador podría dar fruto

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