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VECINO DEL GOBERNADOR
LA DEA HIZO TRABAJO DE INVESTIGACIÓN PARA DETENER A “El CHAPARRITO”
*Aldrin M.J.J., alias, “El Chaparrito”, vivía en la zona norte de Mérida, a menos de 2 kilómetros de distancia de la residencia del gobernador Mauricio Vila y del secretario de Seguridad Pública, Luis Felipe Saidén Ojeda. ¿A poco no lo sabían?
*El operativo encubierto para detener a Aldrin M.J.J., deja en claro que Yucatán y en especial Mérida, es paraíso para el lavado de dinero y un hotel de lujo para los narcotraficantes y otros grupos delincuenciales que operan desde la capital yucateca, con la venia de las autoridades de seguridad y permitido por Mauricio Vila Dosal.
*Es un secreto a voces que la delincuencia organizada tiene ojos y oídos infiltrados en las instituciones de seguridad de Yucatán, quienes les informan sobre operativos para evitar su detención y operar de manera libre e impune. Por ello las autoridades federales no avisan de los operativos de alto impacto
Redacción/Sol Yucatán
Redacción/
Sol Yucatán
Las autoridades federales de seguridad de manera sistemática han dejado fuera a sus homólogas de Yucatán durante operativos de gran impacto y donde están involucrados “peces gordos”.
Lo anterior, debido a la desconfianza que se tiene y a la presunta infiltración de integrantes de estos grupos delincuenciales en la propia Policía o Fiscalía de Yucatán.
En los últimos cuatro meses, agentes de la Fiscalía General de la República (FGR) han realizado y capturado con éxito sin enfrentamientos a importantes y peligrosos delincuentes, en todos ellos no se dio parte a la Fiscalía General del Estado ni a la Secretaría de Seguridad Pública.
Por lo cual la detención, sin informar a las autoridades locales, de Aldrin M.J.J., alias “El Chaparrito”, no es un caso aislado, sino más bien es producto de la desconfianza que hay en la Policía local.
Es alarmante el grado de colusión y corrupción que existe en el cuerpo de seguridad y el Gobierno de Mauricio Vila Dosal, al grado de que sus homólogos no les informan sobre operativos que se realizan en suelo yucateco.
Esta acción, independientemente de que se realizará con el mayor de los sigilos, deja en evidencia varios puntos que la población yucateca de una u otra forma sabe o intuye, pero que desconoce de fondo.
1.-Este operativo, deja en claro que Yucatán y en especial la ciudad de Mérida, es paraíso para el lavado de dinero y un hotel de lujo para los narcotraficantes y otros grupos delincuenciales.
2.- La ciudad “más segura” de México ha sido un sitio demasiado atractivo para capos de la droga y sus familias que han intentado buscar un sitio para habitar y pasar desapercibidos ante sus actividades delictivas, por las cuales son perseguidos en sus propios estados.
3.- Si no les notificaron a las autoridades Estatales y ni a la misma delegación de la Fiscalía General de la República, es obvio que es por la desconfianza que le tienen a sus propios elementos, debido a la complicidad y el nivel de corrupción que hay dentro de la misma Fiscalía General de la República y la Policía de Investigación perteneciente a la Policía Estatal.
4.- Independientemente de que grupo criminal se trate, en Yucatán cohabitan 13 grupos, todos bajo la venia y el amparo de la Policía Estatal y de la FGR.
Y es que no puede ser de otra manera, ya que es un secreto a voces que la delincuencia organizada tiene ojos y oídos infiltrados en la Policía, quienes les informan sobre operativos y con ello poder operar de manera libre e impune.
Durante varias semanas, agentes encubiertos de la Fiscalía General de la República, realizaron trabajo de campo en Mérida, considerada como un oasis de seguridad en el país y donde líderes criminales se han venido a refugiar, aprovechando lo fácil que es corromper a las autoridades yucatecas.
No podían echar por tierra el trabajo y la oportunidad de atrapar a Aldrin M.J.J., alias “El Chaparrito”, uno de los brazos más importantes del Cártel de Jalisco Nueva Generación, quien tenía más de dos años prófugo de la justicia y quien incluso es objetivo prioritario del Gobierno de los Estados.
Lo que llama la atención o genera gran preocupación es que los investigadores federales pudieron reunir evidencias de su presencia y operación en Yucatán de “El Chaparrito”, y las autoridades yucatecas no “sabían” de su presencia en Mérida, esto a pesar de que la SSP cuenta con un departamento de inteligencia y que, según el propio Gobierno del Estado, la policía de Yucatán es una de las mejores del país y que cuenta con equipos tecnológicos y de inteligencia de última generación.
A pesar de ello, no pudieron detectar la presencia del capo en suelo yucateco, sin contar que vivía en la zona norte a menos de 2 kilómetros de distancia de la residencia del gobernador Mauricio Vila Dosal y del secretario de Seguridad Pública, Luis Felipe Saidén Ojeda.
El secretario de la SSP vive en el Country Club y Mauricio Vila vive en la exclusiva privada Monarcas, no hay acceso directo y no hay paso para particulares que no vivan allí. Está rodeda de cámaras de vigilancia, tiene fuerte vigilancia de elementos de la SSP, mas su guardia personal
Se menciona que el Gobernador es inversionista en esa zona residencial, donde la residencia más barata vale 6.5 millones de pesos.
“El Chaparrito” vivía desde hace tiempo en Cabo Norte, geográficamente zonas cercanas a Vila y Saidén.
Se sabe que el capo tiene inversiones en una conocida plaza comercial en el norte de Mérida.
¿Acaso no sabían la SPP, la Fiscalía y el Gobierno de Mauricio Vila que vivía aquí y que estaba operando desde la capital yucateca?
Lo que hace pensar que la propia SSP está coludida con los delincuentes de alto rango para que vivan y operen con total libertad.
la captura es un duro golpe al narco, pero también para el Gobierno de Mauricio Vila Dosal y al aparato de seguridad, ya que dejó al descubierto la ineficiencia y la corrupción.
Tuvo que venir a Mérida un comando especial de la FGR, con apoyo de los militares, para detener en una operación quirúrgica a “El Chaparrito”, en la zona exclusiva de Cabo Norte, sin un tiro de por medio, y trasladarlo a la Ciudad de México.
Esto no es lo alarmante, porque es vox populi que los aparatos de seguridad están coludidos con la delincuencia organizada.
Lo grave es que se permita la estancia de un peligroso líder criminal del nivel de Aldrín Jarquín, de la organización del Cártel de Jalisco, que es buscado hasta por el Gobierno de Estados Unidos y fue artífice de matanzas, tráfico de armas y fentanilo en Colima.
Mientras los yucatecos creen y andan confiados de que viven en un Estado donde no pasa nada, donde se convive con gente de bien, todo por las mentiras del Gobierno de Mauricio Vila, que paga millones de pesos a la prensa nacional para vender la idea de que estamos en un paraíso, pero ¿de qué?
HISTORIAL DE CAPOS EN YUCATÁN
En abril pasado, en el puerto de Progreso, las fuerzas federales detuvieron a Israel y Miguel, conocidos como el M1 y M2, respectivamente, líderes de la agrupación “Los Cor” o “Macas”.
Eran los principales generadores de violencia en el Estado de México.
Agentes de la FGR, del Ejército y de la Fiscalía del Estado de México realizaron trabajos de investigación en suelo yucateco y lograron la detención, sin un solo disparo de los presuntos criminales.
No se le notificó a la autoridad local, la propia Fiscalía de Yucatán envió una queja al Consejo Nacional de Seguridad Pública, debido a que, según ellos, no respetaron los acuerdos de colaboración.
En julio pasado, es decir, tres meses después, se desarticuló en Mérida una red internacional de tráfico de mujeres con fines de explotación sexual.
Se detuvo al presunto líder de la agrupación Cristóbal Paulino y durante sendos cateos se logró rescatar a 8 mujeres colombianas, quienes eran víctimas de explotación sexual en centros nocturnos y casas de cita.
En el operativo participaron agentes de la FGR, de la Interpol y de la Policía Nacional de Colombia, no se notificó a la SSP de Yucatán, esto con la finalidad de evitar filtración de información.
El comandante Carlos Flores Moo, titular de la Policía Estatal de Investigación, ha sido señalado como una de las personas que brindaban protección a la red de tratantes.
Sin embargo, si nos vamos años atrás, las fuerzas federales han organizado operativos sin dar parte a la policía o al Gobierno para evitar filtraciones como es el caso de Víctor Aguirre Garzón, alias “Gordo”, líder del Cártel Independiente de Acapulco o de Flavio Gómez Martínez, operador financiero de los Caballeros Templarios, entre muchos otros.
En el 2012, se registró una de las filtraciones más importantes, durante la investigación de un secuestro de la Policía Federal y la extinta Procuraduría General de la República, para la intervención y rescate de unas personas secuestradas en un predio de la colonia Pensiones, se filtró la información a los delincuentes.
Se responsabilizó en ese entonces al comandante Emilio Zacarias Laines, se logró rescatar a los plagiados, pero hubo un muerto y el líder de la banda, identificado como Javier Francisco Sanabria Flores, logró darse a la fuga.
Hasta la fecha continúa prófugo de la justicia.
A finales del 2018, la FGR pidió la colaboración de las autoridades para un operativo de detención de integrantes de una banda de secuestradores, sin embargo, se filtró la información, debido a que cuando llegaron al inmueble ubicado en el Fracc. Paraíso Maya, el inmueble estaba vacío.
Lo que llamó la atención es que había tazas de café servidos cuyo contenido estaba aún caliente, lo que significa que unos minutos antes huyeron.
Los delincuentes no toman a Yucatán como zona de operación, sino más bien de refugio por las comodidades que ofrece la ciudad y como una plaza tranquila.
Entre las personas detenidas que vivían en Mérida, se encuentran Raúl Muñoz Aguirre, alias “Sincler”, capturado en el 2018 acusado de narcotráfico, homicidio y uno de los lugartenientes de la peligrosa banda de los “Pelones”, que tiene presencia en Quintana Roo, Tabasco y Campeche.
Un poco más atrás, en el 2012, se detuvo a un hombre libanés, Rafic Mohamed Labounn, vinculado al grupo terrorista Hezbolá, quien fue detenido por las autoridades federales.
Ese mismo año se detuvo a Juana Raquel Alvarado Torres, una supuesta terrorista que encabezaba una poderosa banda de narcotraficantes que operaba en Centroamérica.
Juana Raquel A.T. alias “Raquel Alatorre”, quien fue detenida en Nicaragua con camionetas con logos de Televisa y 9.5 millones de dólares escondidos, le fue encontrada una identificación con dirección del fraccionamiento Pensiones en Mérida, un domicilio falso. Sin embargo, se le hallaron una docena de viviendas adquiridas para lavar dinero proveniente del narcotráfico. Yucatán era el centro de operaciones de su banda delincuencial.
Jesús Enrique Rejón alias “El Mamito” se le consideraba el tercero al mando de los Zetas y por esa época todavía formaba parte del Cartel del Golfo como brazo armado. Desde 2004 la entonces Procuraduría General de la República informó sobre la presencia en la ciudad de Mérida.
A este sujeto se le vinculó directamente con el homicidio de 12 personas cuyos cuerpos fueron abandonados en la carretera Cancún-Mérida. Trabajaba bajo órdenes directas de Heriberto Lazcano el “Z1” y para Miguel Ángel Treviño Morales “Z40”; fue uno de los más buscados por la DEA, que ofreció cinco millones de dólares por su captura.
Fue arrestado en el Estado de México y en sus declaraciones confirmó haber adquirido diversas viviendas en Mérida para otros integrantes de la delincuencia organizada. José Enrique permanece en un penal federal por cargos de delincuencia organizada, tráfico de drogas y homicidio. Enfrenta una orden de extradición a Estados Unidos.
Así como a Mateo Domínguez Bouloy, quien, desde Mérida, controlaba la distribución de droga para los Zetas.
También en Mérida, se tienen datos de que han vivido traficantes como Osiel Cárdenas, Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” e Ismael “El Mayo” Zambada, entre otros.