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Opinión

Last chance azul: El enorme reto que enfrenta la patita…

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Por Humberto Cámara Menéndez

A duras penas mantuvieron la alcaldía meridana. Los salvó su voto duro. El del norte de la ciudad. Y también les ayudó lo mal candidato que resultó el clavadista moreno.  ¡De no ser por la copiosa votación registrada a su favor en los distritos 2 y 3, los panuchos habrían perdido su joya de la corona!

Los votantes del sur, del oriente y del poniente de Mérida les pasaron la factura a los azules. Les dieron la espalda. Y con razón. Las últimas seis administraciones municipales panistas favorecieron a los vecinos del norte de la ciudad y a los amigos de los funcionarios en turno, olvidándose de la mayoría de sus conciudadanos. Sobre todo de aquellos que más necesitan de la atención, del apoyo y de la asistencia por parte de sus autoridades municipales. 

Y es que con el paso de los años la gestión municipal panista en Mérida se degeneró, fruto de la corrupción y del amiguismo de cuates. El latrocinio mostrado por los herederos del nefasto dueto “Ro&Ro”, alcanzó niveles solamente vistos en las administraciones estatales de Ortega y de Zapata.  Los alumnos del funesto dúo no fueron más corruptos porque no se levantaron más temprano.

Por otra parte, el virus de la soberbia y de la prepotencia halló terreno fértil en los últimos alcaldes azules y provocó estragos en sus gestiones municipales. La imbecilidad de la mal llamada bici ruta es una muestra. Otro botón es la estúpida ocurrencia final del cabezón para demoler la Plaza Grande. Su estulticia rebasa por mucho su corrupción.

Y allí está el problema y el mayor reto para Cecilia Anunciación.  Recuperar la credibilidad popular en la gestión pública panista debe ser su meta prima. La puede alcanzar retomando en su administración los valores que hicieron fuerte al panismo frente a la sociedad civil. La próxima alcaldesa debe saber que ahora es la máxima figura del PAN en Yucatán y que su gestión será vigilada microscópicamente por el vecino de la calle 61, así cualquier atisbo de corrupción será magnificado y ella será exhibida pagando personalmente el precio. El de su futuro a partir de 2027.

Si la dejan, Cecilia está obligada a desterrar de una vez y para siempre de la nómina del Ayuntamiento y de las obras que su administración realice, a todos los corruptos que directa o indirectamente están relacionados con quienes ejercieron la “vicealcaldía de facto” durante la mayoría de las administraciones municipales panistas.

Pero si permite el reacomodo de corruptos en su Ayuntamiento y tolera la adjudicación de obras y servicios para “los amigos del PAN”, el futuro que depara a  Cecilia y al panismo yucateco es triste y lamentable.

Su “last chance” será su  “last dance”.

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