Mérida
La política en Yucatán: el arte de comer excremento y eructar pavo
Por Sergio Grosjean
No deja de impresionarme la calidad de los políticos actuales, quienes sin duda ven un botín los puestos de elección popular, y quien no se ha percatado que los partidos políticos son grupos de poder que defienden sus intereses personales creo deberían tratarse. En lo personal, pena ajena me dan quienes defienden a cualquier político, y hoy, vemos con la mayor desfachatez del mundo como estos despreciables seres se cambian de partidos políticos como de trusa -si es que se las cambian-, y en su mayoría son tan cínicos que podrían llegar a prometer en campaña construir un puente donde no hay ni ríos como bien citó en su momento el líder Ruso Nikita Kruschev, e incluso llegar a citar abiertamente que roban poquito como lo hizo Hilario Ramírez Villanueva ex alcalde de San Blas en Nayarit.
Existe un relato del erudito Eduardo Urzais Rodríguez, quien en su vasto conocimiento de la cultura yucatanense y sus personajes, nos comparte un hecho sin precedente que debemos considerar sobre todo en estas épocas. Remontándonos al año de 1893, existió un hombre llamado Juan Antonio Pérez Gálvez, quien además de ser médico, era miembro del Congreso del Estado. El tipo, en su cabal juicio, honrando a su profesión y seguramente inspirando en el juramento a Hipócrates tuvo la brillante ocurrencia de proponer que el cargo de Diputado fuese “ad honorem”, es decir, honorario y sin salario. Pero como bien se imaginarán, la radiante propuesta fue enérgicamente rechazada por el congreso de manera unánime.
Como se percatarán, históricamente casi todos los que incursionan en la política lo hacen con férrea intensión económica, y no para servir como ilusoriamente muchos piensan. Creo que todos deberíamos cuestionarnos antes de votar por alguien que mañosamente nos imponen los partidos políticos ¿Quién es esta fulana o perengano? Deberíamos preguntarnos. Muchos, además de cosechar algo que nunca sembraron, no tuvieron que quemarse las pestañas ni estudiando ni trabajando, ya que como bien sabemos, la política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria alguna preparación, y curiosamente para un puesto en la ferretería de la esquina te exigen estudios mínimos. ¿Les parece lógico?
Repito, analice usted a los que están en la carrera por puestos de elección popular. ¿Quiénes eran antes de incursionar en este lucrativo negocio? No puedo menos que dejar de sorprenderme que hayan 25 diputados estatales, por lo que les pregunto a cuántos conoce y que hacen. Les aseguro que el 95% de la población no podrá mencionar ni 5 nombres por una simple y sencilla razón: todo parece indicar que no hacen nada más que levantar su mañoso dedo o estirar la mano para cobrar. Pero también hay diputados y senadores que además se han visto inmersos en escándalos ya sea con prostitutas, drogas o cuentas fantasmas.
Creo que la política es tan seria que no debemos dejársela solamente a los políticos como bien citaba el primer ministro de Francia Charles de Gaulle (1944-1846), y es allá cuando las cámaras empresariales y colegios de profesionistas deberían comprometerse y postular a personas con acentuada capacidad y probada solvencia moral, pues esa sería una forma de evitar que esa carretada de políticos saltarines o chapulines continúen brincando de alcaldías a diputaciones; o de diputaciones federales a las locales y viceversa, o cambiándose de partidos cuando fueron electos por otros partidos. Y concluyo preguntándole ¿A cuantos políticos exitosos conoce?