IZAMAL: CALECEROS, EN CRISIS

Por mucho tiempo han dado este servicio de transporte de antaño, ahora reconocen que cada vez son menos los paseos que realizan por las calles del Pueblo Mágico, y que por día sólo realizan uno o dos viajes y en ocasiones, no realizan ni un solo.

Los viajeros utilizan poco el servicio por la desconfianza que tienen a los conductores de estos servicios, ya que algunos visitantes llegan de lugares en dónde la inseguridad está a la orden del día

Redacción/Sol Yucatán.

Los caleceros de Izamal, que por mucho tiempo han dado este servicio de transporte de antaño, señalan que cada vez son menos los paseos que realizan por las calles del Pueblo Mágico y que, por día, suelen realizar uno o dos viajes, pero que, en ocasiones, no realizan ni un solo viaje, por lo que muchos han tenido que realizar otro tipo de actividades en la comunidad para conseguir dinero que entre a sus bolsillos.

Fausto P, ha ejercido el oficio de calesero por 9 años en Izamal. Es uno de los afectados del poco interés de los turistas por pasear en los carruajes. Como muchos, él ha optado en varias ocasiones por trabajar en la albañilería, ya que de esta manera puede recibir un pago de manera casi inmediata en las temporadas bajas del turismo en el municipio, incluso en la temporada de la feria.

Con la feria, las calesas son desplazadas a otra parte. Por lo regular los carruajes se estacionan en la espera del pasaje a un costado del convento de San Antonio de Padua, justo en el parque principal, sin embargo, cuando llega la feria, mueven a los caleceros a contra esquina, por lo que no son visibles a primera vista por los turistas.

Otra cuestión que señala Fausto P., es que la forma en la que está acomodada la feria en la zona obstruye la visibilidad para muchos atractivos del lugar en los cuales los turistas acuden a tomarse fotografías. Un claro ejemplo son las letras de Izamal, las cuales son colocadas con el fin de que los visitantes se tomen fotografías en esta escultura, los juegos que se encuentran atrás de las letras obstruyen la visión principal del paisaje, que como fondo debe de tener el convento de Izamal.

Del mismo modo los juegos mecánicos de gran altura que se colocan a un costado del convento de Izamal contaminan la visión de los viajeros, quienes en varios casos llegan por primera vez al municipio para conocer sus calles y atractivos turísticos. Por está cuestión los juegos mecánicos de gran tamaño obstruyen el trabajo de varios caleceros y habitantes de la comunidad que viven del turismo, llega un momento en que la feria estorba a la economía del pueblo, declaró Fausto P.

Víctor G., otro calesero de la zona señaló que falta la visión de las autoridades estatales y federales para darle la promoción que este Pueblo Mágico amerita. Uno de los motivos por el cual los viajeros no utilizan el servicio es por la desconfianza que suelen tenerle a los conductores de estos servicios, ya que algunos visitantes llegan de lugares en dónde la inseguridad está a la orden del día, por lo que suelen desconfiar de estos servicios que para muchas personas no está regulada.

A pesar de tener muchos años en el municipio, la publicidad que se le da a Izamal no ha vuelto a tener el mismo alcance que tenía antes de la pandemia de COVID-19, la cuál fue la causante de que muchos comercios cerrarán definitivamente, debido a que muchos pobladores de Izamal viven gracias al ingreso económico generado por el turismo.

Para muchos caleceros es importante preservar este oficio, ya que llevan brindando este servicio desde el inicio del municipio y el cual ha pasado por muchas generaciones. Los nuevos atractivos para recorrer el municipio han hecho que muchos caleceros pierdan ingresos, al igual que con el tiempo muchos dejarán de trabajar el servicio por la falta de interés de los viajeros.