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FISCALÍA, EN RED CRIMINAL

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*El polémico empresario ejecutado en Las Américas, José Ángel Dávila Bernal, tiene denuncias en Estados Unidos por el robo de vehículos de lujo y de embarcaciones. Complicidad de las Fiscalías de Quintana Roo, Nuevo León y Yucatán.

*El año pasado fueron detenidos varios sujetos implicados en una red de robo de vehículos en Arizona, donde salió a relucir el nombre de Dávila Bernal, en una investigación de cinco meses que llevó al Departamento de Seguridad Pública de Arizona.

*En Cancún intentó operar de la misma forma que en Yucatán, pero tras no pagar por el cobro de piso, le fueron incendiados algunos vehículos y balacearon un local del que era socio.

José Ángel Dávila Bernal, polémico empresario de origen regiomontano y quien tenía varias denuncias por fraude en Monterrey, Quintana Roo y Yucatán, fue abatido y ejecutado por una reyerta monetaria en la ciudad de Mérida Yucatán, la madrugada del 15 de septiembre.

Al rayar la madrugada del sábado 15 de septiembre, el ahora fallecido encontró finalmente la muerte a manos de dos personas de las cuales solo se sabe que uno es originario del violento Estado de Sinaloa, la autoridad ministerial de Yucatán se mantiene muy hermética tras la escandalosa ejecución.

 

Dicho empresario era dueño de dos lotes de autos de alta gama, uno ubicado en la ciudad de San Pedro Garza García, en la Colonia Lázaro Cárdenas número 404. Residencial San Agustín, en el Estado de Nuevo León, México, y otro más en la calle 50 por 19 número 318. Col. Ampliación Revolución, justo frente a la plaza Harbor de Mérida Yucatán, en ambas locaciones se ofrecían autos de alta gama, aeronaves de diversos modelos, y yates.

 

Sin embargo, el ahora fallecido tenía aparte de las denuncias referidas, investigaciones en los Estados Unidos por el robo de vehículos de lujo y de embarcaciones, por lo menos hay dos indagatorias que siguen vigentes, una en el Estado de Arizona, en la ciudad de Phoenix, y la otra en Florida, en la ciudad de Miami, las cuales están activas desde el año 2019 y 2020 respectivamente, ya que varios de los autos, y por lo menos una par de embarcaciones que el ahora occiso comercializó en México, eran de origen norteamericano y cruzaron la frontera de México.

 

Una vez en territorio nacional fueron reportados como robados en sus respectivas ciudades, por lo que se cobraron los seguros en territorio norteamericano, y en México los autos fueron nacionalizados. Fueron dados de alta primero en el Estado de Morelos y luego con documentación apócrifa fueron emplacados en Yucatán, esto en el caso de los automotores.

En el caso de las embarcaciones fueron ingresadas a través del estado de Quintana Roo, mismas que tenían una internación temporal y de forma fraudulenta fueron de la misma forma comercializadas en territorio mexicano.

 

Como ejemplo de cómo operaban está el caso del yucateco Miguel Pastor Campos Salazar, quien en octubre del 2022 en el lujoso complejo Country Club de Mérida, Yucatán, se lio a golpes con el ahora ejecutado, por la venta fraudulenta de un vehículo Lamborghini, lo que desde ese episodio dejó entrever la complicidad de personal de la Fiscalía General del Estado con el ahora occiso, dado que las indagatorias desde hace dos años no prosperaron, a pesar de que

Campos Salazar ofreció pruebas contundentes del fraude del que fue objeto por varios millones de pesos, finalmente habló la corrupción y la complicidad.

 

Como el caso del yucateco Miguel Pastor Campos Salazar hay varios documentados y denunciados tanto en Mérida, Cancún, y la ciudad de Monterrey, donde coincidentemente las autoridades nunca hicieron nada al respecto, dejando que Dávila Bernal creciera económicamente y ampliará su poderío y su red de apoyo de corrupción en fiscalías y gobiernos estatales.

 

En la ciudad de Cancún, intentó operar de la misma forma que en Yucatán, sin embargo, en ese sitio le fue imposible sacudirse al narcotráfico, dado que la Policía Ministerial está totalmente cooptada y no pudieron protegerlo como en Mérida, lo que ocasionó que, tras no pagar por el cobro de piso en ese momento, le fueran incendiados algunos vehículos y balaceados un local del que era socio, por lo que decidió desde finales del 2018 instalarse definitivamente en Yucatán.

 

Se corre el rumor de que también lavaba activos del Cártel del Noreste, una escisión de los Zetas, quienes ahora predominan entre Tamaulipas y Nuevo León, sin embargo, no está confirmado.

 

Lo que sí llama poderosamente la atención, independiente de las denuncias y la complicidad de las Fiscalías de Quintana Roo, Nuevo León y Yucatán, es por qué la Unidad de Inteligencia Financiera, así como el SAT y la Fiscalía General de la República no actuaron o detectaron los grandes negocios.

 

Las enormes sumas millonarias que movía el ahora occiso y sobre todo la vida llena de ostentación y lujos que un simple vendedor de refacciones se daba en el sureste de México desde inicios del 2014.

 

Se atisba un caso lleno de complicidades y de corrupción, como muchos otros en el país y en la región sur de México, quedan muchas dudas abiertas sobre el origen de la fortuna de José Ángel Dávila Bernal.

 

Sin embargo y como pieza clave de este entramado crimen, en octubre del 2023 fueron detenidos varios sujetos implicados en una red de robo de vehículos en Arizona, donde salió a relucir el nombre de Dávila Bernal, en una investigación de cinco meses que llevó al Departamento de Seguridad Pública de Arizona a recuperar al menos 19 automóviles de lujo robados, así como a incautar drogas y armas.

 

Lograron desarticular a esa banda de delincuentes durante el operativo y fueron detenidos Rickey Austin, de 33 años; Tyquan Jackson Wilson, de 33 años, y Joshua Carra, de 35 años, todos residentes de Phoenix. Pero la pieza clave para los envíos a México fue es el eslabón más débil de esa cadena de impunidad y crimen, finalmente fue Dayanella Galdós Abarca, quien trabajaba como un proveedor externo de la División de Vehículos de Motor (MVD), quien tenía nexos para proveer de vehículos a Jah Motor en México.

 

El Grupo de Trabajo contra Robo de Vehículos (VTTF) detectó a un grupo de sospechosos que compraban automóviles robados con números de identificación (VIN) y títulos falsos en la costa este, para después enviarlos a Arizona para su venta, a precios muy por debajo de su valor de mercado. Ahí Dayanella Galdós Abarca hacía lo necesario para asegurar los vehículos y enviarlos a México, una vez en nuestro país eran reportados como robados, cobraban el seguro y tenían una ganancia doble.

 

El fraude era casi perfecto, un vehículo que ya había sido robado en Estados Unidos, lo hacían legal allá con títulos falsos y remarcando números VIN, luego lo vendían a Jah Motors en México y lo reportaban robado en la unión americana, el negocio perfecto, hasta que fueron desarticulados y detenidos en el sureño Estado del vecino país del norte.

 

Cabe mencionar que en el momento de su detención les fueron incautados Ferrari California, un SUV Mercedes-Benz AMG, un Jeep Grand Cherokee Trackhawk y numerosos autos deportivos y camionetas Dodge, así como también se logró el aseguramiento de numerosas armas y drogas que incluían pastillas de fentanilo, metanfetaminas, cocaína, Xanax y más. Además de $110,000 dólares en efectivo.

 

Esta casa editorial se dio a la tarea de investigar en Arizona en el departamento de seguridad si habían pedido colaboración al Gobierno de México para les ayudaran a investigar a la empresa que les eran vendidos los vehículos es decir JAH Motors de Monterrey, de manera extraoficial una fuente interna mencionó que sería muy difícil que la autoridad en México hiciera algo, debido al exceso de corrupción que existe en ese país, señalando que por lo menos desarticularon la banda de roba autos en suelo americano.

 

Respecto a las embarcaciones, Juan Manuel Dávila Bernal tuvo nexos con dos integrantes de la mafia cubano americana, quienes eran los que le vendieron algunas embarcaciones de lujo, mismas que eran llevadas a Cancún, Quintana Roo, se trata de nada más y nada menos que de Javier Hernández y de Ramón Reyes Aranda, quienes se encuentran presos en una cárcel de Florida desde el 2023. Ambos cubanos robaron embarcaciones de la costa oeste de Florida.

 

Reyes Aranda identificaba los barcos y Hernández los transportaba a México, donde serían utilizados para financiar y facilitar las actividades ilegales de la organización mafiosa, según un comunicado de la fiscalía federal. Es decir, Javier Hernández era el que le surtió de algunas embarcaciones a José Ángel Dávila Bernal, mismas que pasaban en Capitanía de Puerto y en el SAT por un proceso similar al de los automotores.

 

El encausamiento de Hernández y Reyes Aranda, y la captura de otros integrantes de la mafia cubana de Quintana Roo es uno de los mayores golpes asestados contra redes criminales que operan el tráfico de inmigrantes cubanos, torturan rehenes y extorsionan a sus familiares en Estados Unidos para pagar cuantiosos rescates de sus víctimas.

 

Por lo tanto, en México la Fiscalía General de Justicia se mantiene totalmente hermética sobre la ejecución del multicitado vendedor de refacciones convertido en magnate.

 

Es evidente que están tratando de enderezar el asunto para salir lo mejor librado posible, se ha querido establecer contacto con la familia del occiso, pero están cerrados a dar entrevistas a cualquier medio de comunicación, tampoco la familia ha aclarado la legal procedencia de todos los vehículos que hay en su inventario y los que han sido vendidos, ni de las denuncias que tienen en varios Estados de la República.

 

Lo único cierto que hay en todo este embrollo delincuencial es que hay dos personas detenidas por la ejecución, que un disparo en el pecho mató al citado Dávila Bernal, que no se sabe si operaba o lavaba activos del Crimen Organizado, que si tenía nexos con criminales del otro lado de la frontera norte, que estafó a muchas personas en México, que no deberían pero muchos se alegraron de su ejecución, que las autoridades como siempre, en un silencio más que por sigilo de la investigación, pareciera cómplice.

 

He ahí el origen de muchos de los autos que Juan Manuel Dávila Bernal tenía en su poder, lo que deja también muchas interrogantes abiertas sobre la autoridad en México, preguntas que tienen una respuesta conocida y sabida por la sociedad, IMPUNIDAD Y CORRUPCIÓN.

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