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DELINCUENTE INTERNACIONAL

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*En el 2002 Rodolfo Rosas Moya huyó al extranjero en la cajuela de un auto para evitar su detención por el robo de 6.2 millones de pesos a la empresa donde trabajaba, asimismo, le debe 12.5 millones de dólares al ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por el evento de Mis Universo

*Ivonne Ortega y Mauricio Vila lo han beneficiado con la adquisición de terrenos, sin embargo, el mayor atraco es del hotel Mayaland el cual le fue arrebatado ilegalmente a Fernando Barbachano Herrero

*El empresario yucateco Rodrigo Rosas Moya es un mafioso de cuello blanco que se ha enriquecido violando la ley de Yucatán y Quintana Roo con la protección de los gobernadores

Redacción/Sol Yucatán

Hablar del apellido Rosas Moya es sinónimo de corrupción, tráfico de influencias, compra de la justicia, no sólo en Yucatán, sino en la península yucateca.

A la cabeza se encuentra Rodolfo Rosas Moya, conocido mafioso desarrollador de la región, acusado en el pasado de millonarios desfalcos.
En el 2002 se vio obligado a huir en el extranjero en la cajuela de un auto para evitar que la Policía Judicial ejecute una orden de aprehensión en su contra por robarle 6.2 millones de pesos a la empresa Grupo de Desarrollo del Sureste.

En 2018 hizo el negocio de su vida, debido a que se convirtió en “inversionista” en la campaña a la gubernatura de Mauricio Vila Dosal.

De acuerdo con investigaciones de Sol Yucatán, Rodolfo y la familia Rosas Moya, le invirtió al menos100 millones de pesos, dinero que le fue entregado a Mauricio Zapata Martínez para la operación de la campaña. El trato era que en caso de ganar el dinero les sería regresado en su totalidad durante los primeros dos años y luego les darían contratos.

A la sombra de Mauricio Vila, Rodolfo Rosas Moya se procuró grandes negocios y favoritismos para sus intereses empresariales, ya sea en el ámbito inmobiliario o el restaurantero, siempre tuvo el espaldarazo del gobierno panista para meter las manos en las diversas polémicas en las que estuvo involucrado.

Ni la pandemia de COVID-19 impidió que los beneficios siguieran fluyendo hacia las empresas agrupadas en torno al llamado “Grupo R4”, conglomerado en el cual convergen las empresas familiares de Rodolfo Rosas y sus vástagos, desde la construcción de fraccionamiento hasta restaurantes y hoteles.

Una de las polémicas más graves durante la contingencia epidemiológica fue la entrega de líneas de crédito para empresas afectadas por la pandemia, pero cuyos montos fueron a dar a manos de este grupo empresarial, gracias a la influencia de una funcionaria estatal, Olga Rosas Moya, quien se desempeñaba como secretaria de Administración y Finanzas, y hoy en día ocupa la recién creada Agencia de Investigación Patrimonial y Económica del Estado.

Desde su posición de poder, la integrante de este mismo clan empresarial facilitó la entrega de apoyos económicos que presuntamente serían dirigidos a los sectores más vulnerables del comercio y pequeñas y medianas empresas, pero que fueron a dar a manos de Rodolfo Rosas Moya y sus hijos y parentela.

Se trató de programas financieros como “Microyuc Empresarial”, “Impulso Yucatán”, otorgados mediante la Secretaría de Fomento Turístico y la de Fomento Económico y del Trabajo (Sefoet), en el marco del programa “Líneas de crédito para sectores estratégicos”, que otorgaron créditos avalados con un techo financiero de 460 millones de pesos.

Algunas de las empresas ligadas a Rodolfo Rosas Moya -empresario cercano al gobernador Mauricio Vila-, que fueron beneficiadas son: Restaurantes R4, S. de R.L, propiedad de Rosas Moya y de sus tres hijos: Rodolfo, Rodrigo y Rolando.

Además de diversas sucursales de sus restaurantes, en donde el hermano de la funcionaria Olga Rosas Moya es socio mayoritario.

Conflictos de tierras y hasta presidenciales
Además de ello, el clan Rosas Moya también se ha visto involucrado en otros escándalos, en los cuales han salpicado al gobernador Mauricio Vila Dosal por beneficiar a sus “cuates millonarios” con el pretexto de que son generadores de empleo, lo cual destapa la negra historia de despojos y corrupción en el que se encuentra inmiscuida la familia Rosas Moya.

En el 2012, durante los últimos meses del gobierno de Ivonne Ortega Pacheco, Rodolfo Rosas Moya fue beneficiado con la compra de 60 hectáreas del Parque Industrial Portuario de Yucalpetén, en Progreso, terrenos pertenecientes a la reserva del Gobierno de Yucatán.

Los terrenos tenían un costo de 178 millones 181 mil 956 pesos, pero Ivonne Ortega se lo vendió a la empresa Mayam Há de Rodolfo Rosas Moya en 17 millones 818 mil 195 pesos con 80 centavos. Es decir, Rosas Moya pagó sólo el 10 por ciento del valor real, y actualmente el inmueble tiene un valor comercial de más de 400 millones de pesos.

Rodolfo Rosas Moya también ha sido vinculado con el ex banquero Roberto Hernández, y durante la administración del gobernador Félix González Canto recibió facilidades para desarrollar el complejo inmobliario Mayazama, adueñándose de terrenos costeros que pertenecían a la Universidad de Quintana Roo, en Tulum.

A finales de 2006, Rodolfo Rosas, fue denunciado debido a que el Gobierno había vendido terrenos subsidiados a familias de Tulum y Playa del Carmen, sin embargo, los recursos eran depositados a cuentas de Rosas Moya y Raúl Rubén Xacur Gómez.

En la averiguación previa 3021/35ª/2006 se asienta que millonarias cantidades eran depositadas en cuentas personales de Rosas Moya y de Xacur Gómez, provenientes de la venta de terrenos valuados en 100 millones de dólares.
En marzo de 2015 el magnate y ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, denunció que Rosas Moya, a través de su empresa Ronac, le debe 12.5 millones de dólares por incumplimiento de contrato y otras irregularidades en el desarrollo del evento Miss Universo.

Pese a que había el compromiso de obtener patrocinios para el concurso, la organización fue calificada como desastrosa y ello derivó en los reclamos de Donald Trump, que fueron ventilados en tribunales de Estados Unidos y México, y que derivaron en embargos para la empresa de Rosas Moya.

Todas estas polémicas son sólo parte de lo que rodea al Clan Rosas Moya, uno de los grupos político-empresariales con mayor influencia dentro del gobierno de Mauricio Vila Dosal, y que ya se están preparando para ponerse a las órdenes del siguiente panista que aspira a la gubernatura.

Sin embargo, el robo más grande de los Rosas Moya es el allanamiento y despojo del hotel Mayaland a la familia Barbachano.
Rodrigo, en contubernio con Vila Dosal, corrompieron el sistema de justicia de Yucatán, para apoderarse del inmueble.

El pasado 17 de febrero, se cumplieron dos años de que el Hotel Mayaland, ubicado en la zona arqueológica de Chichen Itzá fue tomado por la fuerza por un grupo de 20 personas armadas contratada por Rodolfo Rosas Moya.
El recinto ubicado en la zona arqueológica, a dos años que le fue arrebatado de manera ilegal a sus dueños, la familia Barbachano luce deteriorado y en decadencia tanto en su infraestructura como en los servicios que ofrece a los turistas.

El lugar a pesar de que está en litigio judicial, está siendo operado, causándoles un grave daño patrimonial a los propietarios, el cual cumplió 100 años de historia.

La Fiscalía de Yucatán no ha querido cumplir la orden judicial de un juez de Quintana Roo, donde ordena regresar el hotel a Fernando Barbachano Herrero, legítimo dueño del hotel.

Lo anterior, debido a que el mismo gobernador Mauricio Vila Dosal, tiene interés en quedarse con la propiedad, debido a su importancia económica que representa por la cantidad de turismo que cada año llega a la zona arqueológica de Chichén Itzá y la ubicación envidiable.

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