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Crimen ecológico en Yucatán

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• El ingeniero químico Humberto Reyes Montiel, integrante de la Asociación de Egresados de la UNAM, aseguró que el agua en Yucatán está “prácticamente podrida” sin que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto.

• Tres gobernadores de Yucatán, han ignorado esta problemática lo que ha generado muertes y de no revertir esta situación habría una crisis de salud que no se podrá contener

• El Congreso del Estado, tiene en la congeladora desde hace más de 2 años una iniciativa de ley que busca evitar y revertir la contaminación del agua con la creación del Instituto del Agua Potable del Estado de Yucatán

Redacción/Sol Yucatán

El gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, está cometiendo un crimen ecológico, lo que llevará no sólo la escases del agua, sino que provocará una grave crisis de salud que el sistema hospitalario de Yucatán, no podrá atender, aseguró el investigador Humberto Reyes Montiel, fundador de la agrupación civil “El agua podrida de Mérida”.

El grave problema de Yucatán, es que no existe drenaje, tampoco plantas de tratamiento de aguas residuales y los sumideros, fosas sépticas y mega granjas, ya tienen contaminado el manto freático y están acabando con la gran riqueza natural de la entidad.

Las autoridades son responsables de este crimen ecológico, debido a que no existen políticas públicas, ni proyectos serios que pudieran llevar a frenar o revertir esta grave situación y en cambio cada día que pasa el daño es aún más grave.

Al día de hoy Yucatán, tiene 18 metros de contaminación, es decir, el agua que se encuentra a esa profundidad está totalmente contaminada con heces fecales, partículas cancerígenas, además de otras partículas como plomo.

Aseguró que el agua que se encuentra a esa profundidad está totalmente contaminada, lo mismo ocurriría con los ojos de agua y cenotes.
“La gente que se baña en los cenotes, lo está haciendo en un caldo de cultivo de bacterias”, precisó.

“El gobierno, sabe sobre esta situación, debido a que la UADY, la UNAM y el Cinvestav, han investigado esta problemática, pero no lo hacen público por los efectos negativos que traerían al turismo”.

Por ello, la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán (Japay), dejó de perforar pozos de succión a 10 metros y ahora lo hace a 42, debido a que las primeras capas del manto freático están contaminadas, sin embargo, es cuestión de tiempo para que la contaminación continué avanzando y contamine las otras capas del manto freático.

El Estado tiene una población actual de 2.3 millones de habitantes, un millón vive en Mérida y 1.3 millones viven en las comunidades rurales.
En Mérida, más del 95 por ciento tiene acceso a los servicios de agua potable, sin embargo, en el interior del estado, principalmente en las comunidades alejadas del Sur y Oriente del Estado, aún persiste la costumbre de beber agua de los pozos artesanales que se encuentra a una profundidad de 8 a 10 metros.

“Toda esa gente tiene cáncer: toda. Sin excepción. Lo puede desarrollar o no, se puede presentar a altas edades o tempranas, todo depende de su organismo y del grado de contaminación”, aseguró el ingeniero químico egresado de la UNAM.

Por ello, ahora es común escuchar en las comunidades que gente de 40 años fallezca de cáncer en el hígado o en colon. Y hay que ser claro: estos no son casos ajenos al gobierno del Estado, son crímenes ecológicos.

Además de Vila Dosal, los directamente responsables del grave daño ecológico son Sayda Rodríguez Gómez, ex Secretaria de Desarrollo Sustentable, quien ahora busca ser diputada local, el ex gobernador Rolando Zapata Bello, la ex gobernadora Ivonne Ortega Pacheco, el ex Secretario de Desarrollo Urbano y Media Ambiente, Eduardo Batllori Sampedro, los ex Consejeros Jurídicos Sergio Cuevas González, Jorge Esquivel Millet y 24 de los 25 actuales diputados locales.

Debido a que, desde hace 12 años, el doctor Batllori Sampedro, investigador del Cinvestav y experto en hidrología, mandó a realizar un estudio sobre la contaminación del suelo, encontró que el manto freático se comenzaba a contaminar con los lixiviados de los basureros a cielo abierto, así como con el fecalismo al aire libre, con los desechos de los sumideros, fosas sépticas y con las partículas de los pesticidas.
La propuesta era la inversión de plantas residuales y la creación del Instituto del Agua Potable y Residual del Estado de Yucatán.

La investigación fue presentada a la entonces gobernadora Ivonne Ortega, quien a su vez la remitió a la Consejería Jurídica para su valoración y en su caso creación, sin embargo, el Consejero Jurídico, Sergio Cuevas González, simplemente la guardó en un cajón.

En la administración de Rolando Zapata Bello, estando Batllori Sampedro, al frente de la Seduma, trató de revivir el tema, sin embargo, fue frenada en la Consejería Jurídica en ese entonces encabezada por Jorge Luis Esquivel Millet.

Hace dos años, el estudio fue rescatado por el ingeniero Reyes Montiel, quien se lo propuso a todas las fuerzas políticas del Congreso del Estado, sin embargo, a nadie le interesó el tema, a excepción de la diputada Vida Gómez Herrera de Movimiento Ciudadano.

Parecía que se concretaría el rescate del agua, debido a que se hicieron foros, y se presentó como iniciativa en el 2022, sin embargo, lleva dos años en la congeladora y es un tema que ni siquiera se puso a discusión, simplemente se quedó en el archivo, como muchas otras iniciativas.

Es decir, ni al gobierno, ni a los políticos, les interesa la salud de los yucatecos, debido a que, ya es un problema de salud pública que todos los años está cobrando vidas.

Explicó que se tiene casos documentados de muertes por cáncer, niños contaminados con plomo, como está ocurriendo en Kanasín y de no hacer nada en los próximos años indudablemente habrá brotes masivos de dermatitis, infección de los oídos, gastrointestinales y cáncer, que el sistema de salud, no podrá contener.

La solución la tienen en sus manos, existe la tecnología y tienen el poder de crear leyes para un correcto tratamiento de las aguas residuales, sin embargo, al gobierno no le interesa, porque son obras que no se ven, que no pueden posar para la foto y que necesariamente requeriría inversión de los empresarios.

“Una planta de tratamiento, es más barata que uno de los famosos camiones del Vaivén, bien lo vale la salud y la vida de los yucatecos”, aseguró.

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