Bellos mensajeros de la muerte

Hongos xilófagos son aquellos que crecen en troncos de los árboles. Si bien tienen formas y colores llamativos, parte de ellos surgen para anunciar la futura muerte del ejemplar que los hospeda y del cual se alimentan.

Hay otro tipo de hongos que crecen en árboles ya muertos. Aparecen cuando en la madera ya no hay actividad, fuerza, savia ni vigor.

Por cierto los árboles muertos siguen generando vida a pesar de que su biografía terminó. Por ello no hay que derribarlos, excepto que representen peligro.

La Conafor dice que son parte de los ecosistemas. En esa etapa los árboles se convierte en un refugio de pájaros carpinteros, búhos, insectos, hongos, bacterias, reptiles, anfibios y mamíferos. También amortiguan el ruido, la velocidad del viento y la fuerza de la lluvia y detienen la erosión.

Esa dependencia reporta también un fenómeno poco conocido en árboles moribundos: cuando están a punto de perecer utilizan una red subterránea de hongos “micorrizas” para transferir agua y nutrientes a otros árboles con los que guarda parentesco y después hacen lo mismo con otros ejemplares que le rodean.

Eso, me parece, es como repartir herencia. En su testamento ese árbol dice: esta agua y nutrientes ya no me sirven. Tómenlos, son suyos. Utilícenlos para crecer, dar frutos y albergar nidos.