Mérida
30 AÑOS DE LA VISITA DEL PAPA JUAN PABLO II A YUCATÁN
HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
(Fragmento)
Explanada de Xoclán-Muslay, Mérida
Miércoles 11 de agosto de 1993
“Vosotros sois la sal de la tierra” (Mt 5, 13).
Son palabras de Jesús a sus discípulos, que hemos escuchado en la lectura del Evangelio en esta solemne celebración eucarística. Son palabras que hoy, el Sucesor de Pedro, en nombre del Señor, repite con gozo a todos vosotros, congregados en Mérida para dar fervientes gracias a Dios por el don de la fe cristiana.
Yucatán es el nombre sonoro y expresivo de esta tierra, que hoy se encuentra en millones de labios a lo largo y ancho de América Latina y de todo el mundo. Convocados por el Señor Jesús, vivo y operante en su Iglesia, que hoy como ayer sigue hablando en lo más íntimo de cada hombre, queremos celebrar la llegada de su mensaje de salvación a los pueblos de este bendito Continente. En él, bajo la acción del Espíritu, se hicieron fecundas las “semillas del Verbo”, presentes en el hondo sentido religioso de sus culturas, y se abrió su corazón a “la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (Jn 1, 9).
¡Qué hermoso es reunirse para celebrar la misma fe y la misma vida en Cristo! Vosotros y yo somos no sólo fruto, sino también sembradores de las palabras de Jesús: “Id y haced discípulos a todas las gentes” (Mt 28, 19), es decir, apóstoles de la nueva evangelización a la que, en virtud de nuestro bautismo, estamos todos llamados. Por eso, el Señor nos recuerda hoy nuevamente que somos “la sal de la tierra, la luz del mundo” (cf. ibíd., 5, 13-14).