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VILA SE EMBOLSÓ 1,500 MDP

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COLUMNA EDITORIAL

DESDE LA FUENTE

*Chichén Iztá, una mina de oro.  Y todos esos millones de pesos que van a parar anualmente a las manos de Vila, ¿En qué se los gasta? No hay un reporte concreto y el Congreso solapador tampoco exige cuentas claras.

Por Francisco Trubu/Sol Yucatán

Y como no hay plazo que no se cumpla, este miércoles 28 a un día de que concluya febrero y a casi siete meses de que termine el mandato constitucional de Andrés Manuel López Obrador, el Presidente inaugurará en Chichén Itzá el Centro de Atención a Visitantes que cuando menos tiene un costo de mil millones de pesos, además de un hotel de los varios prometidos como parte del proyecto Tren Maya en toda la ruta.

Es un negociazo que bien vale la pena invertirle ¿o no? Y sino que le pregunten a Mauricio Vila y a los caciques mayas de los pueblos que viven del turismo y de lo que les da el gobierno por concepto de usufructo de la zona turística.

Y es que el sitio ceremonial de la ciudad sagrada maya recibe en cifras muy pero muy conservadoras, más bien diríamos que en cifras oficiales, más de 2.5 millones de visitantes al año, dejando atrás a Teotihuacán y Tulum.

La recaudación anual también debe andar superando en estas fechas los 800 ó 900 millones de pesos anuales, de los cuales, alrededor de 500 a 600 millones se van a las manos del gobernador Mauricio Vila y lo que sobra se lo queda el INAH.

Y todos esos millones de pesos que van a parar anualmente a las manos de Vila, ¿En qué se los gasta? No hay un reporte concreto y el Congreso solapador tampoco exige cuentas claras.

Si hacemos cuentas de cinco años de gobierno de Mauricio Vila, considerando 2019, 2020 de Pandemia, 2021 de Pandemia y la recuperación 2022 y 2023, el gobernador yucateco se debió haber metido en el bolsillo unos 1,500 millones de pesos cuando menos de lo que se recauda en la zona arqueológica, y de lo que no da cuentas a nadie.

A los municipios cercanos, pero principalmente a sus caciques les avientan algunas “regalías”, que obviamente no están aplicadas a la pobreza de su gente, sino a los bolsillos de los caciques.

Y a esos caciques que cuando no son alcaldes, son comisarios ejidales, y sus hijos heredan la presidencia municipal, sus primos y compadres, tampoco les interesa apoyar a los campesinos e indígenas, porque son su bandera de “pobreza”, son los acarreados que llevan a las protestas para justificar sus movilizaciones en nombre del “hambre”.

Un círculo terriblemente vicioso.

La pregunta es si con el nuevo Centro de Atención a Visitantes cambiará el gigantesco tianguis de los caciques del pueblo o simplemente tendrán nuevos espacios para lucrar. Realmente es penoso para un turista ir de paseo, porque está tapizado de presuntos artesanos, adentro y afuera de la zona arqueológica, un censo de todos los que va a vender, arroja un promedio de entre 1,500 y 2,000 vendedores de la gran mafia de Chichén Itzá.

Si en promedio en un día normal de baja asistencia al sitio arqueológico entran 8 mil o 10 mil personas, ¿cuántos recuerditos o souvenirs a precio de turista en dólares se le ocurre que venden los supuestos artesanos?

Esto es una mina de oro, que a nadie le interesa acabar.

Y no solo los grandes negocios están en manos de los caciques de los pueblos, también los “fifís” van por su enorme tajada, y ahí está el ejemplo de la disputa de varios años en tribunales que llegó al desalojo armado del hotel Mayaland, ubicado en la zona arqueológica y que lo disputan el protegido y uno de los grandes beneficiarios del gobierno de Mauricio Vila, Rodolfo Rosas Moya, y Fernando Barbachano.

La disputa ya tiene perdedores y es que lo que fue alguna vez un gran hotel, hoy apenas trata de mantenerse de pie, pero presentando un estado muy deteriorado, porque con el pleito el mantenimiento es muy deficiente.

Así que si así como estaba Chichén Itzá era una mina de oro para muchos, ahora que supuestamente tendrá más inversión en infraestructura, mayor cuidado y además con el Tren Maya van a llegar varios miles de visitantes al año, que se sumarán a los 2.5 millones que ya lo visitan, es de considerar que el negocio pueda superar los 1,000 millones de pesos anuales muy fácilmente en los siguientes años, y no estamos sumando lo que va a cobrar el nuevo hotel ni todos los servicios del Centro de Atención a Visitantes, que sin mucha dificultad podrán sumar otros cientos de millones de pesos anuales, pero estos irán a la administración del Tren Maya es el que ya le meterá mano al negociazo.

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