Mérida

Toque de Silencio para Jaime

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Por Johnny Oliver Quintal
 
Escribir sobre Jaime Vargas Chablé es bajar al inframundo del periodismo, donde se sufre, el mundo de las angustias y sobresaltos, de la persecución de los demonios, donde los espíritus y las almas, junto con los vivos, de los desposeídos, claman justicia. El mundo de los solitarios, que trae zozobra a la familia.
 
Ejercer el periodismo de investigación y crítica invariablemente trae consecuencias que, incluso se llega a pagar con la vida. Decía mi padre, cuando manifesté mi decisión de ser periodista: “A toda acción, hay una reacción. No lo olvides”. Ahí están los riesgos de ser el mensajero, la voz o dar voz a los anónimos, a quienes temen represalias en sus centros de trabajo o simplemente por miedo. Ahí vas tú, pecho por delante.
 
Buscar la verdad, cobijado por la libertad, es ser candidato al asesinato, al secuestro, a las intimidaciones, y amenazas e injurias. Agreguémosle las envidias y fricciones en las redacciones con trabajadores cuestionables en la profesión. No hay una sana competencia. Cuántas veces más de un reportero hizo muecas, con deleznables comentarios en voz baja, cuando desde la dirección general se instruyó dar seguimiento a la nota de Vargas Chablé cuando destapó algún caso.
 
–“Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”, decía el polaco Ryszard Kapuscinski.
Firmo al calce. Muchas, muchísimas, veces el periodista es buscado para hacer la denuncia pública de alguna corruptela en las administraciones públicas (municipal, estatal y federal) o una llamada anónima para “un tip” contra el crimen organizado. “¿Quién llama?,¿Nos podemos ver para más detalles?, ¿Qué pruebas tiene? Y los cómo, cuándo y porqués del periodismo. “Por favor no me involucre”, “Temo por represalias”, “Tengo miedo”, “investíguelo, usted es el periodista”, son algunas de las respuestas.
 
Entonces el periodista se pone por delante y exhibe el caso. La lluvia de amenazas e injurias es la respuesta del denunciado, particularmente desde el gobierno. Primero amenazan al periódico de quitarle la publicidad oficial, el medio de comunicación (prensa, tv y radio o digital), te corren del empleo y te cierran las puertas.
 
Con Vargas Chablé trabajamos en un medio que si bien nos respaldaba públicamente y publicaba íntegramente las denuncias (siempre con las pruebas en la mano), en lo interno se sufría por falta de buena paga, sin prestaciones y hasta de varias quincenas de retraso. Viviendo de prestado para llevar el alimento a la familia, para comprar ropa, zapato y útiles escolares, o llevar a los niños al médico.
 
–“Es más fácil que un político te invite a emborracharte, que a comer”, decía a menudo el periodista Oswaldo Baqueiro López e ilustraba. “Mira la Navidad o tu cumpleaños ¿Qué te obsequió el político? Una botella de licor”.
 
Sí, obtenías grandes titulares, pero sin un centavo en la bolsa y el estómago vacío. Sí, es creer en la frase de Gabriel García Márquez: “Ser periodista es tener el privilegio de cambiar algo todos los días”. Es totalmente cierto, a costa de tu propia vida y de la familia.
 
Como el 22 de agosto de 2006 cuando su familia sufrió un atentado en su domicilio con bombas molotov que ocasionó el incendio total de un vehículo de su propiedad. Él era el objetivo.
 
El ataque ocurrió momentos después de que su esposa, acompañada de su hija de cuatro años, había estacionado el vehículo a la entrada de su casa, tras dejar a sus otros dos hijos en la escuela. Jaime estaba en Campeche.
 
Tras salirse del periódico Jaime me contó, en varias ocasiones, la difícil situación por la que atravesaba y las amenazas que recibía por el periodismo de investigación y crítico que llevó a su revista y a su medio digital. Hasta denuncias fueron interpuestas en su contra.
 
La noche del 18 de enero de 2022 otro atentado se materializó contra el comunicador. Después de regresar de su tratamiento de quimioterapia subió a su oficina a revisar documentos, cuando fue atacado por la espalda por un desconocido que ingresó al predio brincando las rejas. Recibió cuatro heridas: en el cuello, en la cabeza y en el área abdominal.
 
Sólo el cáncer lo venció. Hoy la luz de Jaime Vargas Chablé trasciende a la eternidad. Sus publicaciones, denuncias y escritos son parte de la historia. Su legado al periodismo de investigación, crítico y de valentía debe ser ejemplo para las futuras generaciones de periodistas y motivo de orgullo para su familia, para sus hijos.
 
“No escribas como periodista lo que no puedas sostener como hombre”. Francisco Zarco.

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