El País y el Mundo
Secuestros en carretera
La política de seguridad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha resultado un fracaso rotundo: los abrazos y no balazos no funcionan.
La política de seguridad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha resultado un fracaso rotundo: los abrazos y no balazos no funcionan, la militarización, que se prolongará hasta el 2028, sigue sin dar resultados. Esta posición del gobierno mexicano –el país suma ya más de 170 mil muertos –es todo un fiasco, pero lo que llama la atención es la tolerancia de Washington. Antes exigente, ahora complaciente.
La violencia está desatada por todas partes: Guerrero vive su peor crisis. Matanzas y desapariciones ocurren todos los días y la autoridad sigue ausente o es parte del problema. En Guanajuato nadie detiene la guerra entre el cártel de Jalisco Nueva Generación y el de Santa Rosa de Lima, fundado por “El Marro”; En Sinaloa hace estragos el cártel de Caborca, encabezado por Gil Caro Quintero, “El Pelo Chino”, jefe del llamado cártel de Caborca, detenido en Tulum, Quintana Roo, hace dos meses y liberado por la policía mediante un millonario soborno.
Este personaje –que se mantiene impune– es el responsable, según la Secretaría de la Defensa Nacional, de los llamados “narcovuelos que arriban al Caribe mexicano y que son protegidos por autoridades federales.
Sigue impune.
Como impune continúa Ismael “El Mayo” Zambada y otros capos de la droga que han tenido auge en el gobierno de la llamada Cuarta Transformación.
La política de Andrés Manuel López Obrador en materia de seguridad ha resultado fallida. Es indefendible por completo y lo peor es que en su conferencia mañanera sigue pregonando logros inexistencias como la atención de las llamadas causas de la criminalidad.
Esas causas, que consisten en la atención a las necesidades sociales, son inverificables porque a cinco años de distancia nada se ha resuelto en materia criminal. Algo, al menos, ya se reflejara como beneficio. Pero nada. El discurso oficial es uno, pero la realidad marca otro rumbo.