Opinión
RECORDAR ES DISCUTIR
VIERNES DE VEJENTUD.
Por Pedro F. Rivas Gutiérrez
Las cosas no son como las vemos sino como las recordamos. Un recuerdo es como una fotografía con filtro, o un video editado. El problema es que cada uno usa su propio filtro y diferente editor. De ahí las discusiones sobre si fue así o asá.
Alguien cuenta un suceso en el que tú participaste y te preguntas: —¿Qué película vio este?
Si como solo te preguntaste, solo te contestaras, no habría problema. Pero casi siempre te engallas y te sale el consabido: —No fue así.
Y empieza el jaloneo.
Para los demás es muy divertido, pero para los contendientes quién sabe. Puede que termine bien o puede que termine mal, sobre todo si la discusión es con tu pareja. Lo más probable es que haya dos ganadores. La existencia de un perdedor o de un empate, son altamente improbables.
Claro que hay excepciones que inclinan la balanza.
Un amigo mío que no recuerda el pasado sino lo vive, te puede decir con exactitud la fecha y la hora en que ocurrieron los hechos y señalar el lugar del suceso con un margen de aproximación más exacto que el de Google maps. Con tal ventaja, estás muerto. Una vez fijadas las circunstancias de tiempo y lugar, lo que él diga será indefectiblemente más creíble que lo que tú puedas balbucear.
Eso no es nada cuando la diferencia de percepción es con tu mujer y te dice:
—Hasta me acuerdo de que traía mi vestido fushia (fucsia para los puristas del idioma) y tú la guayabera angosta con la que siempre dabas el botonazo.
Sanseacabó. Ante tal contundencia, no hay más que rendirse. Bueno, sí hay algo más: pedir perdón.
Las mentes agudas dirán que recordar fechas y vestimentas no equivale a rememorar hechos. Pero evidentemente te pone en desventaja, por aquello de que el que pega primero pega dos veces. ¿O no?
Regresando al tema, es difícil que dos mentes coincidan en los detalles de lo sucedido, porque cada un aderezará el guiso con su propia sazón. En vez de sal, pimienta, ajo y cebolla, le pondrá emociones, humor, prejuicios y demás perendengues circunstanciales. Dicho de otra manera: cada uno habla de la fiesta según le fue en el baile.
Lo recomendable sería no discutir. Confieso que yo nunca he podido hacer lo recomendable, siempre caigo y casi siempre pierdo. Así es uno, ¿y qué?
Pero ustedes, que son más prudentes que yo, están a tiempo, no discutan. Su vida será un poco abu