Opinión

OJOS DE NIÑA

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VIERNES DE VEJENTUD.

Por Pedro Rivas Gutierrez

Son los ojos de niña como duendes inquietos
que alborozan la vida con sus bailes coquetos
cuando alegres destilan picardía sutil.
Si se anegan de llanto se disfrazan de estrellas
y brillando se antojan alhajadas doncellas,
pedrería de ensueño con engarce en marfil.

Son luceros que alumbran con amables colores
como frescas auroras con matices de flores,
como tardes rosadas, cuando el sol dice adiós
y el ocaso a las niñas, en precioso celaje,
con su rayo postrero les tributa homenaje
dibujando en sus ojos un boceto de Dios.

La mirada de niña que embelesa y conmueve,
la de entrega muy larga, de exigencia tan breve,
la mirada profunda, más profunda que el mar,
es efluvio de gozo, de bondad y consuelo,
que los ojos de niña son ventanas del cielo,
¡ni los ángeles pueden de ese modo mirar!

PFRG

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