Mérida

¿Negociazo en prepas de la UADY?

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El primer grado de las preparatorias de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) se han convertido en el modelo de negocio más redituable para la que en su momento fue la máxima casa de estudios, pues esconde un comercio millonario en el recursamiento de asignaturas, algo que se ha vuelto la novatada de la institución para con los alumnos y padres de familia.

Emplearemos un ejemplo práctico y fácilmente constatable; el primer grado de la Preparatoria Uno, que alberga 22 grupos en el turno matutino y otros 22 en el vespertino.

Todos los padres de familia, cuyos hijos logran ingresar a esta preparatoria se encuentran de cara con un dilema, se sorprenden primero que su hijo o hija, que regularmente no reprobaba materias, ahora llega con seis o hasta las 12 materias tronadas. Algo inaudito. Hasta este punto tal noticia genera un sentimiento desconcertante para el paterfamilia.

Por un lado se flagelan con la idea de que quizás, comprobaron el alto nivel de exigencia de la Uady, con maestros altamente estrictos, y por lo tanto, la pobre educación que recibió su hija o hijo antes de ingresar. Se siente como que no se está al nivel, la culpa es del papá, es de la escuela anterior y es del hijo o hija.

Pero aquí viene lo interesante…

Llegado cierto tiempo, el paterfamilia descubre que su hijo no fue el único con desempeño paupérrimo. Pero la sorpresa crece cuando descubren que es casi el salón completo. Y el argumento que escucha de los docentes es ese; que los maestros son muy estrictos, que ahí ellos son la ley. Nada hay real fuera de sus palabras. Pero…

La duda queda, porque casi todos reprobados en al menos seis asignaturas, y quienes más la totalidad. El único aliciente que en ocasión escuchan es; no se preocupen en segundo semestre las van a pasar…

Y la duda aparece:

Hagamos un poco de números: 22 salones de primer año de preparatoria con un promedio de 40 estudiantes en cada uno. Son al menos 880 estudiantes de primero que viven la ilusión de haber entrado a la Uady.

Por cada materia reprobada, el alumno debe pagar un recursamiento de $390.00 pesos. Si hacemos un cálculo moderado, dando por hecho que todos reprobaron seis asignaturas nada más, cada estudiante se ve obligado en la necesidad de pagar un total de $2,340.00 pesos para poder “nivelarse”.

Con ese modesto cálculo, tenemos que por cada ciclo escolar nuevo, en el primer año, tan solo en la prepa 1, la Uady recauda un monto de $ 2,059,200.00 millones de pesos, producto única y exclusivamente de los alumnos de recién ingreso. Ahora imaginemos que es la misma cosa, pero en un turno vespertino, lo que implicaría bajo esta misma dinámica más de $ 4,100,00.00 millones de pesos.

Ahora tomemos en cuenta cuántos jóvenes abandonan sus estudios por esta condición, o se quedan en el camino intentando aprobar todas las asignaturas pendientes. Muchos de ellos pasan algunas y vuelven a tronar otras, por lo tanto, tienen que volver a pagar.

Agravante.

Algo que hace todavía más complejo el pase en el primer año, es el hecho de que la Uady se ha aferrado a que en este primer filtro escolar, los alumnos dependen del trabajo en equipo. Y esto es algo complejo, porque en la práctica no importa si su hijo es o no responsable y cumplidor y estudioso, si al final, su compañero de grupo no adjuntó la tarea, no la hizo por flojo. Tuvo un problema técnico, no tuvo el internet para “subir” a la plataforma la tarea, no dude, ni de broma, que su hijo tronará.

Este modelo se ha convertido en el aparato Perfecto de sacadera de lana de los padres, a través de los hijos. La pregunta queda, ¿Cuando la mayoría sino es que todos en el salón reprueban. La culpa es de los alumnos o de los maestros?

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