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Misterios sin resolver en los cenotes de Yucatán
Por Sergio Grosjean
Antier presentamos la primera reconstrucción facial que se hizo en la historia de un hombre maya -y expuesta en el cenote Wolpoch ubicado en el eco parque Homúnja´-, y relatamos que se trata de una persona que vivió antes de la llegada de los españoles, ya que con base a la prueba de carbono 14 se remonta al año 1448 d. C., aprox., por lo que podríamos pensar que tiene facciones de un individuo maya.
Muchos me preguntan que hacía en un cenote a 30 m de profundidad este cráneo junto con otros 27 que ubicamos en un proyecto científico en el año 2001. Se estudiaron 13, siendo que todos ellos pertenecen adultos jóvenes de 21 a 35 años, 9 eran masculinos y 4 femeninos.
De estos 13 individuos, 12 corresponden a población maya siendo que algunos presentan deformación craneana como el expuesto, y en otros sobresale la mutilación dentaria. Ningún niño. Pero algo que saltó nuestra atención: uno de los 13 era de un individuo de casta negra.
De ahí sobresalen dos incógnitas que hasta ahora siguen siendo un misterio sin resolver a plenitud ¿Qué hacían allá estos restos óseos humanos mayas y una persona de otra ascendencia genética? ¿Porqué los arrojaron?
Luego de un largo proceso de investigación, concluimos que pudieron ser víctimas de sacrificios u ofrendas, ya que los mayas creían que las personas arrojadas a los cenotes podrían traer mensajes de las deidades del inframundo, o bien, su actitud al ser lanzadas también podría ser interpretada como beneplácito o enojo de las víctimas para con sus victimarios.
Finalmente, y un misterio más sin resolver, es que asociado a estas osamentas encontramos carapachos de tortugas terrestres y acuáticas. Al respecto, en algunos mitos se menciona a la tortuga como un animal benéfico que regala los secretos de la naturaleza a los hombres. En la imagen captada por nuestro amigo y colega Octavio del Río, su servidor recolectando un cráneo para ser estudiado. Feliz domingo.