Lo decimos en cinco párrafos, Renán el intolerante

La cara de Renán Barrera es la de la intolerancia y soberbia para gobernar, siempre mirando por encima a los meridanos

• A lo largo de casi 9 años de ser el alcalde de Mérida, una de las capitales más importantes del país, ha destruido áreas verdes, ocupado espacios ciudadanos y vulnerado los beneficios ciudadanos

• La intolerancia del alcalde de Mérida es su sello personal, y aunque a veces disfraza sus decisiones para que simulen ser democráticas, no puede ocultar que está al servicio de los poderosos que lo patrocinan

Redacción/ Sol Yucatán

El enfrentamiento del alcalde de Mérida, Renán Barrera con el comisario de San José Tzal que exigió en una sesión de Cabildo, apegarse a derecho y no despojarlos del centro comunitario, mostró la cara auténtica que tiene el que quiere ser candidato a gobernador, no es una mala imagen, ni un día desafortunado, ni un berrinche, no es así… esa es la auténtica cara que tiene: soberbio, autoritario e intolerante.

La exigencia para que Renán cumpliera su deber, terminó en amenaza de cárcel para el comisario, representante popular de su comunidad, frente al despojo para ceder el centro a los empresarios amigos del alcalde.

La intolerancia del alcalde de Mérida es su sello personal, y aunque a veces disfraza sus decisiones para que simulen ser democráticas, no puede ocultar que está al servicio de los poderosos que lo patrocinan, como lo muestra su decisión autoritaria de edificar un parque en Altabrisa, destruyendo áreas verdes y una zona arqueológica, todo para poder “intercambiar” un terreno muy valioso del Ayuntamiento con empresarios inmobiliarios que seguirán construyendo edificios.

Bajo esta forma de operar, Renán Barrera está construyendo una red de intereses particulares para que lo patrocinen en su decisión de ser el candidato del PAN a la gubernatura, aunque no cuenta con el respaldo de toda la militancia, que en casi 9 años de ser presidente municipal ha mostrado su auténtica cara intolerante.

El edil ya ha enfrentado en otras ocasiones a grupos de la sociedad civil que exponen sus inconformidades con la forma de gobernar la capital yucateca, la invasión de espacios ciudadanos, la destrucción de áreas verdes y entregar la obra pública a un grupo de proveedores municipales, que ni siquiera pueden probar que son constructores y tener las mejores alternativas para la ciudad.