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LA OTRA CARA DE LA MAFIA

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Desde Ivonne Ortega, pasando por Rolando Zapata y hasta Mauricio Vila, han sido más de 15 años con incrementos en asesinatos, tráfico de estupefacientes y cantidades de dinero circulando que nadie puede explicar de dónde viene
Redacción /Sol Yucatán

Lento pero sin pausa, la mafia del narcotráfico ha crecido en toda la península de Yucatán, en los últimos años bajo la complicidad de los gobernantes, y en especial, Yucatán ha sido el estado donde el crecimiento ha sido sostenido y sin mucha estridencia, porque desde Ivonne Ortega Pacheco, pasando por Rolando Zapata Bello y hasta Mauricio Vila Dosal, han sido más de 15 años con incrementos en asesinatos, tráfico de estupefacientes, pero principalmente enormes cantidades de dinero circulando que nadie puede explicar de dónde viene o cómo se genera, es la otra cara de la mafia, el lavado de dinero.

Además de las investigaciones de la Fiscalía General de la República (FGR) y la Administración de Control de Drogas (DEA, sigla en inglés), el incremento en ejecutados, sicarios detenidos y decomisos de droga, las carretadas de dinero no tienen fin, y los hombres “empresarios” que los operan desde su ciudad natal Mérida o los que llegan de fuera, cada vez más pierden la vergüenza y discreción, exhibiendo riquezas que difícilmente sino es que imposible se pueden justificar en un lugar de pobreza extrema como Yucatán.

Durante muchos años, Yucatán se mantuvo en la medianía y muchos de sus empresarios no eran ostentosos, si bien tenían riquezas, las disfrutaban pero no las exhibían ¿cómo para qué?, situación que ya cambió en los últimos cinco años desde que Mauricio Vila es gobernador, y Renán Barrera alcalde y ahora candidato a relevar al otro panista.

Los automóviles y camionetas de alta gama, que cuestan varios millones de dólares es común verlos rodar en las principales arterias yucatecas, a nadie le interesa ser discreto, al contrario, se trata de ver quien tiene mayor poder. Las antiguas marcas como BMW y Mercedes o Audi que son de lujo, ya pasaron en muchos casos a ser parte de la servidumbre, se utilizan para los mandados.

Las viejas casonas de las zonas residenciales de alta plusvalía como el Campestre ya se convirtieron en fraccionamientos comunes, mientras que la gente nueva compra propiedades en áreas exclusivas, zonas extravagantes donde lo que salta a la vista es riqueza y desde luego, mucha vigilancia de la policía estatal, pero nadie molesta a los vecinos y los vecinos hay que decirlo, normalmente tampoco se meten con nadie, no les interesa.

Los restaurantes y bares de lujo exclusivos han aumentado considerablemente, y cuando la gente se sienta en sus mesas, la atmósfera no es yucateca, pasa a ser un ambiente cosmopolita con hombres y mujeres que bien pueden adornar las páginas de las revistas de moda internacional

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