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La historia detrás del icónico retrato que Diego Rivera pintó y regaló a Silvia Pinal

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La leyenda del espectáculo mexicano fue eternizada en una pintura por el renombrado artista marcando un hito cultural

Éste último tuvo la oportunidad de inmortalizar a la actriz de la época de cine de oro mexicano en una pintura que, décadas después, continúa siendo icónica como la historia detrás del pacto para su realización.

El retrato de Silvia Pinal por Diego Rivera es más que una simple expresión artística; representa un encuentro entre dos gigantes culturales de México en la mitad del siglo XX.

Silvia Pinal reconoció que ella fue quien le pidió a Diego que la pintara (Foto: @silvia.pinal.h)
Silvia Pinal reconoció que ella fue quien le pidió a Diego que la pintara (Foto: @silvia.pinal.h)
Rivera ya era una figura establecida en el mundo del arte; conocido por sus murales de gran escala que decoran edificios públicos y que reflejan temas sociales y políticos, así como la historia y la identidad mexicana. Silvia Pinal, por otro lado, estaba en el apogeo de su carrera como actriz.

La realización del retrato se dio en un ambiente en donde se notaba que Rivera admiraba la fuerza y la presencia de Pinal, tanto en el escenario como fuera de él, y quiso capturar esa esencia en el lienzo, en donde no sólo la plasmó físicamente, sino que también impregnó su espíritu y posición como figura prominente en la cultura mexicana.

El resultado fue una obra que captura el ideal de belleza y la vitalidad que Pinal representaba en ese tiempo. El uso de colores vivos y la mezcla de estilos que reflejan tanto la influencia europea como la estética indigenista de Rivera se ensamblan en un retrato que se ha convertido en una reliquia.

Una obra para la historia
Retrato de Silvia Pinal pintado por Diego Rivera. (X/@opengocultura)
Retrato de Silvia Pinal pintado por Diego Rivera. (X/@opengocultura)
Fue en el año 1957 cuando el renombrado muralista realizó un retrato de la actriz Silvia Pinal, que fue concretada cuando ésta visitó al artista en su estudio motivada por el arquitecto Meni Rosen, quien le construyó su mansión en la zona de Jardines del Pedregal y que, a mitad del proyecto, le dijo que no le vendría mal un retrato de Rivera en su casa.

Cuando la actriz acudió al taller del esposo de Frida Kahlo, ubicado en Altavista número 76 en la colonia San Ángel, Pinal le propuso hacer el retrato, a lo que él aceptó encantado.

Aunque él sugirió que el retrato fuera al desnudo, la actriz no aceptó esta condición y le comentó que prefería modelar de otra forma, pues el cuadro sería exhibido en la sala de su casa y lo verían sus visitas.

El pintor le sugirió entonces posar sentada, a lo que ella respondió que prefería hacerlo de pie, decisión de la que después se arrepentiría pues más tarde confesó que la jornada era muy cansada y terminaba con dolor en las piernas.

Silvia Pinal y su retrato con el paso de los años. (Tomada de X/@garzaa614)
Silvia Pinal y su retrato con el paso de los años. (Tomada de X/@garzaa614)
Diego Rivera tardó tres meses en terminar el retrato, pero al ver el resultado final Pinal se mostró maravillada y aún más cuando éste le externó que no le cobraría, pues sería un regalo. La actriz contó en su biografía “Esta soy yo”, que el precio de la obra era algo que le preocupaba mucho, pues apenas estaba costeando la construcción de su hogar y no sabía si podía pagarlo en abonos y a cuánto ascendería la obra dado el renombre del autor.

La obra quedó fechada al 3 de noviembre de 1956 y se dice que a la fecha éste tendría un valor de 3 millones de dólares.

La pintura muestra a Silvia Pinal con un vestido negro y posando de perfil, estilizada de manera singular al estilo único de Rivera, y se caracteriza por el uso vibrante del color y la trama vegetal del fondo. La obra refleja no sólo la técnica impresionista y postimpresionista de Rivera sino también su habilidad para capturar la esencia de la sonorense.

“Todas las mujeres que yo he pintado han sido hermosas. O no las hubiera pintado. Encuentro que el vestido debe escogerlo la modelo, porque el vestido forma parte de su personalidad. Silvia dirá que soy irrespetuoso, ineducado e indiscreto. Pero a mí me gusta ese vestido porque acusa muy bien la forma, aunque yo hubiera deseado pintarla sin él. La belleza no debe ser propiedad privada. Estoy seguro que con Silvia, yo hubiera pintado el desnudo más hermoso del mundo”, dijo en su momento Rivera.

El famoso cuadro también acompañó a millones de familias mexicanas cuando éste fue un elemento del set usado para filmar el programa “Mujer: Casos de la vida real”, del cual Silvia Pinal fue productora, directora y presentadora.

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