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LA CATEDRAL DEL DEPORTE YUCATECO

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*Casi 14 mil aficionados acudieron con expectación el 1 de febrero de 1939 a la Colonia Yucatán para ser partícipes de una de la páginas más importantes en la historia del quehacer deportivo en la era moderna de la Tierra de Mayab

*El histórico y legendario Estadio Salvador Alvarado abría sus puertas para que la sociedad yucateca y sobre todo la niñés y la juventud, tengan la oprtunidad de desarrollarse en un ambiente sano y de plenitud atlética y deportiva

*El espíritu que ha forjado el camino, los logros y la historia trascendental de un espacio que fue engendrado desde los conceptos de disciplina, ejercicio y salud mental, tomó sentido con la aceptación yucateca y peninsular

Redacción / Sol Yucatán

Cuando se habla de escenarios deportivos emblemáticos en el Estado de Yucatán, casi en todos los municipios podemos encontrar uno. La cultura por ejercitarse en un sinnúmero de disciplinas ha sido una necesidad que ha llevado a los deportistas, y a los que no lo son, pero son amantes de algún deporte, a buscar y encontrar estos espacios.

Para terminar hablando del espacio que nos atañe, no está demás recordar otros muy importan tes, de edificación más reciente y de características conceptuales distintas. El Parque Carta Clara de béisbol, en 1969 albergaba, no a los Leones todavía, sino a los Venados de Yucatán, en la extinta Liga del Sureste. Este inmueble se inauguró en abril de 1954.

El parque que reemplazó al de la colonia Chuminópolis fue el Parque de la Serpiente Emplumada, Kukulcán, en 1982, ahora albergando los juegos de los melenudos, en Circuito Colonias, en la Unidad Morelos. Ahí mismo, en ese complejo se erigió el Estadio “Carlos Iturralde Rivero”, sólo que en 1987. Este acontecimiento le dio más forma al proyecto de fútbol que también comenzó en Yucatán en el escenario que marcó un antes y un después para el deporte local.

El legendario y épico “Estadio General Salvador Alvarado”, casa de todo aquel que tenía la necesidad de hacer deporte, sólo eso, hacer deporte, sin mayores pretenciones que ejercitarse y convivir de manera sana y sentirse pleno, sin pensar en lo económico.

Casi 14 mil aficionados acudieron con expectación el 1 de febrero de 1939 a la Colonia Yucatán para ser partícipes de una de la páginas más importantes en la historia del quehacer deportivo en la era moderna de la Tierra de Mayab. Su construcción se le atribuye a Humberto Canto Echeverría, Gobernador de Yucatán en aquella época, aunque el proyecto del complejo deportivo tenía también todo el sello del que fuera Presidente de México, Lázaro Cárdenas, un hombre con una disciplina deportiva ejemplar y que buscaba el desarrollo integral de los trabajadores y de los habitantes.

Los primeros Juegos Deportivos Peninsulares para el desenvolvimiento de la cultura física fue el primer evento con el que el Estadio Salvador Alvarado comenzaría su fructífera historia que ha acompañado a la sociedad yucateca por 20 generaciones. Aún con la necesidad de resolver otras necesidades prioritarias de la entidad, se decidió hacer la inversión que, al final de cuentas, daría más de los frutos esperados. Su construcción fue muy rápida, en menos de un año se había terminado en un terreno de alrededor de tres hectáreas en la zona norte de la Ciudad de Mérida, según afirman historiadores.

En sus más de 80 años de existencia, este legendario y versátil espacio de esparcimiento, desarrollo físico y humano ha sido el magnífico escenario de eventos de toda índole, empezando, por supuesto con los deportivos, siguiendo con los culturales y claro, sin olvidar los políticos. Por citar un ejemplo trascendental, cuando se usó como helipuerto, uno de los más relevantes, el aterrizaje del helicóptero que transportaba a su Santidad Juan Pablo II, líder de la Iglesia Católica durante su visita a México y en particular al Estado de Yucatán en agosto de 1993.

Como no recordar el inició del incipiente fútbol profesional en el Estado. El primer partido en el balompié de paga en Yucatán se disputó en el pasto sagrado del Estadio del General con el choque de los Aguiluchos locales ante la escuadra de Tabasco, en el entorno de la actividad de la Zona Sureste de la Tercera División Nacional, en el que el resultado fue adverso para los emplumados 2-0. Los Leones del IMSS y los Tiburones de Progreso, de aquel primer brote también reclaman parte de esta historia.

Aunque la esencia de su origen, el desarrollo físico, atlético y mental se vería reflejada en la práctica y el uso de las instalaciones por la juventud de la sociedad yucateca, de la Península y también del país.

Fue el espacio ideal para celebrar eventos deportivos como las Olimpiadas Infantiles, Juveniles y Nacionales, los cuales sirvieron de motivación para emular el esfuerzo y la tenacidad de los deportistas. Algunos de los atletas que han participado en certámenes, sobre todo desde su formación en este longevo escenario al inicio de sus carreras, llegaron a contender en Juegos Centroamericanos, Panamericanos y Olímpicos.

El espíritu que ha forjado el camino, los logros y la historia trascendental de un espacio que fue engendrado desde los conceptos de disciplina, ejercicio y salud mental, tomó sentido con la aceptación yucateca y peninsular, que, a pesar del paso del tiempo, de la modernidad, las distracciones, la problemática social y las necesidades de un país y un Estado como el nuestro, así como la creación de nuevos complejos deportivos, sigue estando vivo y más fuerte que nunca el primero, el Estadio Salvador Alvarado, la Catedral del Deporte Yucateco por muchas generaciones, estoico como siempre.

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