EL PRAGMATISMO DE CLAUDIA SHEINBAUM…

Por Noé Zavaleta

El nombramiento de 17 funcionarios en el próximo gabinete legal y ampliado de la Presidenta de la República electa, la doctora, Claudia Sheinbuam Pardo deja varías lecturas: Que la científica, lleva una ventaja -chiquita pero ventaja al fin- sobre el nombramiento de sus funcionarios cercanos, por encima del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador. La próxima primer mujer presidenta del país ha puesto a nueve de los suyos, por encima de siete funcionarios vinculados a López Obrador.  

La segunda lectura, es que Morena y el entendido del movimiento de la Cuarta Transformación también tuvieron “rebanadas de pastel” en el reparto del Gabinete Legal y Ampliado de quienes habrán de iniciar el próximo sexenio 2024-2030.

En la tercera ronda de unción del gabinete, también se arrojaron algunas lecturas del llamado círculo rojo: Que Claudia Sheinbaum ha tenido libre albedrio para nombrar a su gente, pero no necesariamente en las posiciones clave que ella hubiese deseado.

Por ejemplo, sí Claudia Sheinbaum hubiese tenido “mano libre” para decidir y ungir, Juan Ramón de la Fuente hubiese sido nombrado Secretario de Gobernación y no Secretario de Relaciones Exteriores.

Que el nombramiento hace unos días de Rosa Isela Rodríguez, cómo próxima Secretaria de Gobernación fue -a lectura politológica- un “acuerdo cordial” entre el presidente saliente y la presidenta entrante. Pues quien se va, no permitió que entrará a Bucarelli Juan Ramón de la Fuente, pero tampoco el líder nacional de Morena, Mario Delgado y mucho menos, Omar García Harfuch.

En este pragmático gabinete, también se pudo apreciar que en el tema de seguridad pública y prevención ciudadana, Claudia Sheinbaum decidió poner a su “alfil” y a su malogrado Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Omar García Harfuch como Secretario de Seguridad, pese a la animadversación natural que le guarda tanto el aún inquilino de Palacio Nacional, como los morenistas de cepa, por la cercanía de Harfuch con el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.

Tanto era el compromiso de Sheinbaum con García Harfuch, o tanto será el contrapeso que querrá tener la Presidenta con la Secretaría de Marina y Secretaría de la Defensa Nacional en materia de seguridad, que se mantuvo firme, en que le impusieran titulares en otro lado, pero no en Seguridad, donde defendió a capa y espada a uno de sus incondicionales.

Según la Real Academia de la Lengua española, pragmatismo es la Preferencia por lo Práctico o Útil, y hasta ahora así se ha comportado política e ideológicamente, Claudia Sheinbaum: Ha mantenido su respaldo y cobijo hacía el gurú de la 4T, Andrés Manuel; ha intentado en la medida de sus posibilidades -de ser la Presidenta Electa- de meter a su gente cercana, Ernestina Godoy cómo Consejera Jurídica; a Omar García Harfuch, como Secretario de Seguridad; a Juan Ramón de la Fuente en Relaciones Exteriores; a Raquel Buenrostro en la Función Pública.

Sin embargo, ha tenido, por pragmatismo puro, que admitir las imposiciones no deseadas de Marcelo Ebrard en la Secretaría de Economía o ceder la SEGOB a Rosa Isela Rodríguez y no a Juan Ramón de la Fuente o al propio Mario Delgado.

O por pragmatismo pasivo, tener que admitir las repeticiones sexenales de Rogelio Ramírez en Secretaría de Hacienda y de Ariadna Montiel de Bienestar.

Cinco posiciones claves quedan por nombrar en el próximo gabinete sexenal: Secretaría de la Defensa Nacional, Secretaría de Marina, Secretaría de Turismo, Secretaría de Cultura y Secretaría del Trabajo, de estos últimos nombramientos se verá si el pragmatismo de Claudia Sheinbaum continúa imponiéndose en la unción de personajes en el gabinete.

O sí, en el nombramiento de las Fuerzas Armadas hay repetición o peor aún, simulación de renovación y entonces sí, Sheinbaum Pardo entrará muy pronto en riesgo de co-gobernar el país, con oficinas en Palacio Nacional, pero también desde Macuspana.