Mérida
El CUM pierde su esencia humanitaria y ahora es puro comercio
Cartas a la Redacción.- Prohibir que los jóvenes puedan presentar exámenes finales si no han pagado todo el ciclo escolar, una realidad muy lejana a la causa de San Marcelino Champagnat (CUM).
Qué diría Marcelino Champagnat de cómo se conducen hoy sus escuelas, que queda de aquellos principios y aquella máxima que heredó “Ante todo, las labores de sus religiosos estaban todas dirigidas a hacer conocer y amar más a Dios y a nuestra religión. El método empleado era el de la más exquisita caridad con todos”, simplemente no queda nada.
El Centro Universitario Montejo (CUM), un instituto de prestigio que inició con estos principios, dirigidos y con vocación de ayudar a forjar a las nuevas juventudes, enseñarles en valores, como el amor al prójimo, hoy revela un fin únicamente comercial. Triste realidad de este plantel educativo.
Cualquiera pensaría, que las escuelas privadas están en su derecho de exigir el pago de la colegiatura, algo que desde luego es legítimo. Y hoy es muy común exigir tal pago como condicionante al padre o tutor, sin el que el menor no puede acceder a sus exámenes finales.
Y así lo está haciendo el CUM, ha hecho extensiva una carta, para los padres de familias, para que cubran la totalidad de los meses aun cuando no ha terminado el ciclo escolar, o de lo contrario no podrán presentar exámenes finales.
Y cualquiera diría ¿y cuál es el problema, si es una escuela particular?, es correcto. Para cualquier instituto particular esto se ha vuelto una práctica común. Pero se entiende de las escuelas privadas que tienen ese simple fin, el comercio, el pago por un servicio, en el que yo te pago, y te me das el servicio por el que te estoy pagando.
Lamentable que esta institución esté en ese mismo canal, el meramente comercial. Cuando antes había nacido formando a jóvenes necesitados, haciendo el bien con su ciudad de formar nuevos ciudadanos.
Y es importante aclarar, no es que el papá o mamá se esté negando a pagar. Porque también se entiende el esfuerzo que realiza el plantel educativo, cualquiera que sea por sostener la buena calidad educativa y la buena plantilla de docentes. El tema de discusión es, que ya solo importa el dinero y nada el desarrollo y preparación de los jóvenes
Algo que no debería pasar en aquellas que eliges como tutor, porque tienen algo más que un servicio que ofrecerte. Tienen la formación, la educación y los valores. Y menos mal que fueran papás que adeudan muchos meses de colegiatura. No es así, sino el simple hecho incómodo de hacer llegar esta queja al padre del alumno. Sin siquiera abrir un diálogo presencial entre el colegio y el papá.
El carácter más apropiado para educar humana y cristianamente a los niños y jóvenes es el que reúne la jovialidad, la afabilidad y la constancia que sólo se hallan en un corazón humilde y bondadoso. San Marcelino Champagnat