Opinión

El Coloquio del Temblor

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Por: Jorge Álvarez Rendón
-Audomaro…¿no sentiste un sacudón como a eso de las dos de la mañana?
-El de costumbre, Angustias. El pedo de cuando comes marquesitas en el parque de la Alemán. Y este estuvo leve. Hay veces que rueda la cama hasta casi el pozo.
-Gerundio pestilente. Me refiero al sismo que estremeció varios estados en medio de confusión y escándalo.
-Mi sueño es profundo. La conciencia no tiene nada que recriminarme,
-Mi prima Roberta me llamó desde Cancún para decirme que le estaba entrando el pánico.
-Pobre. Dicen que su marido tiene enorme la mazacuata
-Sátrapa barbudo. Mi prima quiso decir que su departamento se estaba sacudiendo como la casa loca de las ferias.
-Mientras no deje de tomar bacardi con jugo de tomate y fume esos cigarros que despellejan iguanas de Acámbaro le sucederán esos fenómenos.
-Audomaro. Escucha bien. Hubo un temblor que hizo trepidar la costa del Pacifico y del mar Caribe. Es un anticipo de las desgracias del Apocalipsis.
-Esos avisos infortunados comenzaron a las once del día 24 de enero de 1948
-Pero ese fue el día de mi nacimiento en el consultorio del doctor Guzmán
-Así es, vida mía, y dos enfermeras – Mechita y Nancy – nunca recobraron la razón. Incluso el doctor Guzmán viajó a Canadá para una terapia postraumática.
-Mientes con todos los dientes. Yo vi a Mechita y Nancy trabajando en una quinta frente al Centenario
-Mas bien deambulaban por los amplios patios del hospital Ayala sin vínculos con la realidad
-Piensa lo que quieras, arácnido plebeyo, pero no está lejano el día en que un sismo enorme parta en dos nuestro lecho y me veas caer al abismo.
-Angustias, de qué manera más lúcida y vigorosa lo has descrito. Deja que lo imagine en todos los detalles
-Espantajo
-Abejorra
-Genuflexo
-Cataplasma

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