Opinión
EL ÁNIMA SOLA
VIERNES DE VEJENTUD.
Por Pedro Rivas Guiérrez
La cabeza cubierta con un velo,
una sombra se arrastra por el suelo
como si no quisiera ser mirada;
es el ánima sola, la dejada,
aquella que de nadie tuvo duelo.
¿Quién eres?, pregunté a mi visitante.
¿Qué importa?, solo un alma itinerante
buscando lo que no he tenido en vida,
una muestra de amor y una comida,
me dijo, con tristeza en el semblante.
Después de comer poco y sin empeño
sentada sola en el altar pequeño,
cruzando el pecho con sus manos lacias
con temblorosa voz musitó: gracias,
y se perdió en la noche como un sueño.
Si me angustia pensar cuánto le pesa
tanto tiempo esperar por una mesa
porque los muertos vienen cada año,
¿a cuántas almas vivas acompaño
para que no les pase lo que a esa?
PFRG