Opinión
Del Transporte y la Movilidad en Mérida
EN EL TINTERO
Por Alejandro Ruz
De acuerdo con los boletines que reproducen, incluso con errores, los diversos portales y medios de desinformación, el sistema de transporte “VA Y VEN” cubrirá diversas rutas, incluso llegará hasta las comisarías de Mérida.
Traducido a una realidad, ya palpable, el “changarrito” o mejor dicho el gran negocio del señor que ocupa la poltrona de la 61, ya está sustituyendo las unidades de quienes por años son propietarios de las concesiones del transporte urbano para suplirlas con unidades que en su mayoría son propiedad de otros grandes empresarios del transporte público federal.
Como la historia nos demuestra, no tardaremos en ver al futuro exgobernante como socio o empleado “CEO”, que significa “chief executive officer” o director ejecutivo, del consorcio.
Pero los señores socios están en todo su derecho de invertir, aunque lo cuestionable por la falta de transparencia es el método.
Veamos grosso modo el silencioso proceder de esos estrategas de negocios.
Pero esto no es nuevo ni fue por “generación espontánea”, viene de muchos años atrás de planeación y preparación de las condiciones para aprovechar, y aun cuando suene contrastante le llamaré, las coyunturas estructurales.
Primero fue sacar a los taxistas del aeropuerto para incrustar unidades pertenecientes a una empresa transportista utilizando como pretexto que la concesión de una zona federal debe ser administrada por empresas con registros y permisos federales.
Luego la entrega/venta de concesiones del servicio de taxis y posteriormente el ingreso de las plataformas digitales para desmantelar al que fuera en su momento el monopolio Frente Único de Trabajadores del Volante.
Hoy en día, pretextando la modernización de unidades del transporte urbano, se entorpeció el canje de placas y se permitió el ingreso a diversas rutas, comenzando con la del periférico Licenciado Manuel Berzunza y así, posteriormente, se invadieron rutas concesionadas.
En la actualidad, para abordar una unidad del multipublicitado “VA Y VEN” se requiere de una tarjeta prepago, expedida por el propio sistema; lo cual moderniza el servicio, pero también obliga a la bancarización de la economía, lo que ya de por sí es un riesgo.
Pero el daño mayor a la economía de los usuarios es que, en un abrir y cerra de ojos el precio del uso del servicio aumentará de siete pesos con cincuenta centavos a DOCE pesos; casi cinco pesos más que en el vetusto transporte (léase Alianza de Camioneros, Unión de Camioneros, Minis 2000, etc)
Ahora bien, los habitantes que se trasladan a sus labores y tienen que utilizar al menos cuatro transportes para el ir y venir de sus centros de trabajo, erogarán 48 pesos que usaran de sus $172.87 de su salario mínimo y con sus poco más de 120 pesos restantes tendrán que sostener a su familia (alimento, vestido, educación) y el pago de los servicios, mínimo energía eléctrica y agua que no es potable y sí contaminada.
¿Los pobladores de las comisarías meridanas de Sac-Nicté-Dzibilchaltún-Chablekal, Xcunyá-Tamanché-Santa María Yaxché, Dzidzilché-Kikteil-Komchén, Dzityá-San Antonio Hool, NocAc-Cheumán-Caucel, San Ignacio TESIP-Xmatkuil-Dzununcán, Hunxectamán-San Pedro Chimay-Tahzibichén, podrán subsistir dignamente como lo establece la Costitución?
Pero al final del día quedan muchas dudas en el tintero
¿Cuánto nos está costando a los yucatecos la modernización del transporte?
¿A cuánto asciende la deuda del estado y en cuánto tiempo se pagará?
¿Quiénes son los dueños de la concesión del “VA Y VEN” y a cuánto asciende su participación?
¿Quiénes son directamente los beneficiados en el rubro económico?
¿Qué negocios encubiertos detrás del Tren Maya, sus estaciones de enlace y transbordo, y el IE TRAM?