Acá, allá o acullá, hoy día nada es lo que parece con las nuevas generaciones de Millennials y Centennials

Por Jorge Franco

Bajo los efectos del alcohol combinado con las anfetaminas y las tecnologías digitales a la mano desde temprana edad, los millennials y los centennials han consumado en la vida diaria del mundo globalizado el afán histórico que nada sea lo que parece en los hechos.

Debido al empeño experimental que las caracteriza -para tratar de resolver la ecuación existencial que busca hacer idénticos el misterio y la transparencia en las relaciones personales-, no han conseguido hasta hoy ser dominantes en los campos de los poderes autorizados ni de los saberes ponderados.

Los miembros de las nuevas generaciones se tornan conflictivos a tempana edad con los órdenes domésticos y comienzan a proceder como fuerzas envolventes y caóticas, que intentan maniatar a las jefes familiares así como comenzar a imponer condiciones rebeldes a las autoridades institucionales y a los poderes establecidos.

Desde perfiles que son narcisistas, fantasiosos e impacientes -con severos problemas de TDAH-, los millennials y los centennials logran acaso ser funcionales como tecnócratas públicos o emprendedores privados, pero prefieren operar a distancia como simuladores profesionales o calculadores mercantiles.

A pesar de todo, nadie puede decir que sean generaciones perniciosas o maléficas por sí mismas sino más bien seductoras, pervertidas y retadoras, debido a que son resultado del espacio-tiempo residual que han tenido y siguen teniendo en el mundo globalizado.
A decir verdad, los milllennial y los centennials han sido consentidos o malcriados desde instanciasde crianza disfuncionales ante las que insisten en salirse con las suyas. No han tenido oportunidad de ser educarlos para ser miembros de generaciones respetuosas, responsables y comprometidas con los demás.